Blogia
Motril@Digital

La batalla de Moros y Cristianos de Vélez de Benaudalla

 Fotos Juan Lorenzo Sáez

Diego Martín Padial.- Un año más, y desde antes de 1791, se celebra la representación de Moros y Cristianos en Vélez de Benaudalla. Se trata del acto central de las Fiestas Patronales en honor a S. Antonio de Padua patrón de la localidad. Esta representación se realiza en dos partes, una por la mañana en la que vence el bando moro y otra por la tarde en la que los cristianos salen victoriosos 

            Desde buena mañana los escopeteros comienzan a disparar sus armas para comenzar con la Fiesta. Los integrantes de la “tropa” empiezan con la llamada “recogida” del bando cristiano; éstos van hasta las casas de los distintos personajes, por orden jerárquico para ir incorporándolos al desfile: primero al Guardia Cristiano, el Embajador, Abanderado, Duque de Arcos, Barceló y Rey Cristiano. Se termina con el acto protocolario de visitar el Ayuntamiento y la Iglesia para recoger asimismo al Alcalde, con la Corporación municipal, y al Párroco. 

            En cada una de las paradas la banda de música que nos acompaña interpreta una pieza a elección del personaje correspondiente y al compás de la música y con la descarga de las escopetas se incorpora así al desfile. 

            Tras la misa y procesión en honor a S. Antonio comienza la representación. En esta los cristianos están apostados en el Castillo, representado en una maqueta situada en la plaza de la Iglesia. Hasta allí llega el general moro Amurates acompañado de Mohamed, iniciándose así el diálogo entre éste y el general cristiano Barceló 


                        AMURATES: Ah de los vigías celosos

                                                Que guardan ese Castillo 

                        BARCELÓ:    ¿Quién eres, qué quieres

                                                O que demanda te conduce a este recinto?(…) 

            El diálogo se desarrolla entre ambos hasta que Amurates decide declararles la guerra a los cristianos 

                        AMURATES: (…) y puesto que así lo quieres

                                                 por la lucha me decido.

                                                 Mahometanos a las armas

                                                 guerra contra los de Cristo. 

                        BARCELO:     Cristianos, no hay que temer

                                                 guerra contra los impíos

                                                 que la Virgen nuestra madre

                                                 redoblará nuestros brios 


            Después de la representación en la plaza ambos bandos se retan y salen corriendo hasta las faldas del Castillo que domina el pueblo donde se desarrolla la guerrilla en la que los moros como hemos señalado se apoderan del pendón cristiano. Los asistentes al dialogo que se ha llevado a cabo en la plaza pueden asistir desde el mismo lugar a la guerrilla que tiene lugar en el Castillo. 

            Termina así la primera parte, los moros se apoderan de la Villa y Castillo y los Cristianos se “repliegan” hasta la iglesia donde quedan apostados para la segunda.

            La parte de la tarde empieza también con la “recogida”, esta vez del bando moro, también realizándola por orden jerárquico: primero al Aventurero, después a Mohamed, Amurates y por fin al Rey Moro. 

En la parte de la  tarde el Rey Cristiano manda en Embajada a todos sus representantes. Primero al Duque de Arcos al que el rey Moro despacha con malas formas, después manda al Embajador y al Abanderado a los que el Sultán despacha con cajas destempladas tomándolos prisioneros y amenazando con matarlos. 

En su rescate acude el principal general cristiano, Barceló, el cual consigue liberar a los dos prisioneros tras negociar con el rey. A su salida del Castillo se enfrenta de nuevo a Amurates,  terminando su diálogo en un duelo a espadas. Tras su vuelta ante el rey Cristiano los generales instan al Rey a que declare la guerra el cual lo hace. 


            REY CRISTIANO: ¡A las armas, a las armas!

                                             Muera el impío en sus reales

                                             pues allí soldados leales

                                             os espera la victoria

                                             que os coronará de gloria

                                             y os proclamará de inmortales. 

De nuevo los dos bandos se retan en la plaza volviendo hasta las faldas del castillo donde se da la segunda guerrilla, tras la que los Cristianos salen victoriosos reconquistando Villa y Castillo.


0 comentarios