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Mucho Sevilla, y poco Motril por Jesús María Cascón Murillo

Mucho Sevilla, y poco Motril por Jesús María Cascón Murillo

El Corredor Mediterráneo será el último motivo para correr a gorrazos a más de uno. Los socialistas de arriba se han salido con la suya y los trenes pasarán por San Telmo. La Costa Tropical seguirá como hasta ahora, sin autovía, ni trenes. Así nos luce el pelo.

No es preciso detallar la importancia para la economía de los próximos decenios que posee el Corredor Mediterráneo. Sencillamente es la unión entre la creación de infraestructuras de transporte de pasajeros y mercancías con el aporte económico de la Unión Europea. Más llano: nos ponen trenes y nos lo subvencionan. Evidentemente, a ese pastel ha concurrido todo hijo de vecino. Pero resulta que han querido que los trenes pasen por la puerta de su casa gentes del mismo partido político pero en distintas ciudades, y con la Iglesia hemos topado.
 
Motril, en particular, y la Costa Tropical en general, han sido apartados descaradamente de este trazado diseñado por la Comisión Europea de Transportes. Ha vencido la línea defendida desde la Junta de Andalucía que, como es lógico, sólo pretendía que tal trazado pasara por Sevilla. Lo demás era secundario. Esa premisa hacía inviable la bajada de la red ferroviaria hasta la costa, por lo que su conexión al final ha derivado hasta Antequera, nudo gordiano andaluz, Bobadilla y Granada. De ahí hasta Almería y salida al Mediterráneo con Murcia, Levante y Cataluña. Este es el estado de cosas. Ahora explicaremos el resto, lo que no se ve, lo que se fragua entre bambalinas.
 
El PSOE, que gobierna la Junta desde tiempos inmemoriales, tiene intereses encontrados en muy pocas cuestiones, pero ésta es una de ellas. ¿Qué es preferible, satisfacer las necesidades de los socialistas en la capital hispalense o los de Granada? El partido ha aplicado una decisión salomónica algo torticera: a la capital granadina la metemos en el chollo pero a costa de su costa. De Motril ni palabra, bastante tienen con que la vía llegue hasta la Alhambra. Esta "migaja" concedida a nuestro suelo no es más que la negación de la negación, la cabriola esperpéntica de quien se cree que se beneficiarán muchos cuando en realidad es al contrario. La zona más depauperada (en lo que a comunicaciones se refiere) de nuestra provincia es la Costa Tropical. Baza y el Altiplano ocupan el segundo puesto por la cola, y se libran de ser lo peor en comunicaciones porque, por lo menos, tienen la autovía terminada. Pero lo pegadito al mar sigue siendo el furgón de cola de la economía granadina. El puerto de Motril no puede competir, ni de coña, con sus dos vecinos, el malagueño y el almeriense, ya que no tiene salida a carretera y, ahora, tampoco tendrá salida férrea. La Junta le ha dado hierro al que tendrá AVE y le ha dado hueso al que no tiene dientes. Hubiese sido mejor el paso del corredor por la costa andaluza en su totalidad y, desde los lugares estratégicos más al norte (Sevilla, Antequera y Granada) colocar nodos de conexión. Pero no, han hecho exactamente lo contrario.
 
Griñán estará dentro de poco en Granada, acompañando a Rubalcaba en su primer mitin de precampaña. Sería un momento excelente para preguntarle al Presidente de la Junta por este desaguisado pero, a diferencia de Chaves, que sí entraba al trapo (aunque fuese desviando el tema o contando películas), Griñán suele dar la callada por respuesta, pero debería explicar a los granadinos porqué ha optado por hacer pasar un tren por una ciudad que tendrá AVE dentro de poco (eso esperamos) en lugar de dotar al sur provincial de una infraestructura que no sólo necesita (es evidente) sino que, además, jamás ha disfrutado de ella. También debería explicar cómo es posible que el Corredor Mediterráneo no pueda unir tres puertos marítimos estratégicos (Málaga, Granada y Almería) para hacer salir las mercancías andaluzas hacia Europa. Sencillamente, es de cajón de caoba.
 
Dice Carlos Rojas, alcalde de Motril, que no cejará en el empeño de luchar hasta el final para que se reconsidere la decisión y, en los recursos posteriores, conseguir el cambio del trazado. Es digno de elogio su ímpetu y dedicación, pero nos tememos que de poco va a servir. El peso específico de un alcalde en estos temas es escaso en comparación al poder de todo un aparato autonómico empeñado en que su idea triunfe. Traducción: tiene más peso Pezzi que Rojas. Pezzi, que ya se ha postulado sobre el tema con unas declaraciones tibias en las que declara que el trazado es beneficioso pero incompleto, seguramente no pasará en años por la costa ni para comprar gambas. Ya le han hecho la cruz. Sencillamente, la Costa está desamparada, carente de atención presupuestaria y de prioridades. Comprenderán que es una ley básica la de satisfacer, en primer lugar, las necesidades del que menos tiene o el que más necesita y, en este caso, nuestra Costa cumple con este perfil. Pero siempre se tirará del carro que tenga los arreos mejor puestos. Y lo más triste de todo es que si Motril tuviese un alcalde socialista también le habrían hecho la pedorreta. No se trata de signos, sino de intereses. Sevilla por encima de todo. Y de todos. Amén.

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