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DÍA 32: Con Virgilio en el Sofá "DIÁLOGO ORNITOLÓGICO" por Miguel Ávila Cabezas

DÍA 32: Con Virgilio en el Sofá "DIÁLOGO ORNITOLÓGICO" por Miguel Ávila Cabezas

-          Virgilio, ¿tú sabes algo de los estorninos de la Plaza de la Trinidad y de la de Bib-Rambla?

-          ¿Ya empezamos con las preguntitas?

-          No, no empezamos. Continuamos. Sobre algo tenemos que platicar tú y yo. No todo va a ser estar pegados al televisor viendo, embobados, cómo se las apañan unos y otros en el Serengueti o, previamente, cómo en “Saber y ganar” el de Peñíscola (Alicante) se cabrea consigo mismo porque no ha completado las nosecuántas operaciones de la calculadora humana.

-          Siete por doce…

-          Ochenta y cuatro.

-          Menos veintinueve

-          Déjate de coñas y respóndeme a la pregunta. ¿Sabes o no sabes algo de los estorninos esos?

-          ¿Pero cómo quieres que yo sepa algo de, como tú dices,  “los estorninos esos” si ni siquiera sé lo que es un estornino?

-          (Asombrado.) ¿Qué no sabes lo que es un estornino, tú, un gato? 

-          Sí, yo, un gato. ¿Qué te parece? 

-          Pues me parece algo in-concebible.

-          En dos palabras, ¿no?

-          ¿Cómo en dos palabras? ¿Qué quieres decir?

-          Nada. Olvídalo.

-          Pero, bueno, ¿sabes o no sabes algo de los estorninos?

-          ¡¿Pero no te acabo de decir que no sé nada de los estorninos… esos porque ignoro qué sea un estornino?!

-          Pues te diré que es una especie de ave paseriforme de la familia Sturnidae con pico cónico, amarillo, cuerpo con plumaje negro de reflejos verdes y morados y pintas blancas, ala y cola cortas y patas rojizas…

-          ¡Para, para el carro con la wikipedia y la madre que la parió!

-          ¡¡Virgilio!! ¿Qué boca es esa?

-          Ninguna. En todo caso la de cortar y pegar. (Se da la vuelta. Aparte.) Corto por aquí y pego por allá y soy el más listo de la clase. (Expulsa por salva sea la parte una sibilante flatulencia.)

-          Además de mal hablado también tienes tu punto escatológico, gato indomable.

-          Y a muncha honra.

-          Y encima vulgar. Yo no quería que llegáramos a esto cuando al principio te pregunté por los estorninos de la Plaza de la Trinidad y de la de Bib-Rambla.

-          Claro, tú lo que quieres es hablar conmigo de pajaritos, que es un tema con mucho morbo y enjundia para un gato como yo. Veamos, puesto que ya me has ilustrado sobre lo que es un estornino, me gustaría saber por qué motivo me preguntas por los estorninos de marras.

-          Porque han desaparecido. Nadie sabe cómo ha sido.

-          Como el de la primavera.

-          No comprendo.

-          Acabas de hacer un pareado. “desaparecido” – “venido”. ¿Lo pillas?

-          Claro que lo pillo. A ver si pillas este: “Estoy de tu necia gatunez / hasta la mano del almirez”

-          ¡Qué tontería más grande acabas de decir! ¿No se te ocurre algo más… poético, más… retórico? Por ejemplo, algo así como: “¿Qué se fizo de los estorninos / que ya no escucho sus trinos?

-          ¡Ostras, Pedrín, digo Virgilio! ¿De dónde has sacado eso?

-          De mi seso.

-          (Estupefacto.) Eso… eso… es un ovillejo.

-          No tanto, pero sí una esquirla. Para que veas. Uno será un gato pero, cuando la ocasión lo requiere, se transforma en un discreto cortesano. Ya sabes: “Don Quijote”, primera parte, capítulo XXVII. Internet en estado puro.

-          ¿Y de los estorninos, qué?

-          De los estorninos ni idea… Lo mismo sabe algo ese que tú ya sabes.

-          ¿Ese?

-          Sí, ese manque te pese.

-          ¡Coño con los recortes!

¡Esa boquita, muchacho, esa boquita!

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