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El motrileño Fernando Barros Lirola “Al encuentro de Antonio Machado”

El motrileño Fernando Barros Lirola “Al encuentro de Antonio Machado”

El pasado 1 de marzo, viernes, tuvo lugar en Granada, en el teatro Isidoro Maíquez, de CajaGranada, el concierto flamenco “Al encuentro de Antonio Machado”. El acto empezó a las 21 horas y terminó cerca de las 23 horas. Fueron, por tanto, casi dos horas de cante donde pudimos degustar exquisitos “platos” decante flamenco.

Tras la presentación, el acto se dividió en dos partes. La primera, de media hora de duración, estuvo dedicada a la proyección de un video-documental sobre la vida y obra de Antonio Machado. José Luis Hernández Rojo, catedrático emérito de lenguas clásicas, es el autor del guión, de la imagen y de la voz, e Ismael Mesa es el autor del montaje y de la producción. El documental está tachonado de cantes flamencos, a cargo de Fernando Barros, sobre poemas del poeta sevillano. Un excelente video-documental, pero que resulta excesivamente largo para una velada flamenca.

La segunda parte consistió en el concierto flamenco propiamente dicho  sobre poemas de Antonio Machado, con música compuesta y adaptada por Fernando Barros Lirola, arreglos instrumentales de Jonathan Morillas y Jesús Ballesteros y adaptación rítmica de Sergio Única. Los cuatro antes citados, que también habían participado en el video documental, nos ofrecieron una magnífica noche flamenca, interpretando diversos cantes sobre poemas del poeta universal.


Empezó el concierto con “Guitarra del mesón…” por tientos “peripatéticos”, una nueva denominación de este ritmo flamenco, porque al decir de Fernando, se le ocurrieron cuando caminaba por el bosque. Todavía un  poco frío, siguió con una vidalita, con base de tangos, sobre el poema “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…”. Ya con la voz caliente, entonó una colombiana sobre "Campos de Soria”. Conforme iba cantando, Fernando se fue creciendo y cantó una nana (“Caminante no hay camino…”) llena de melismas y con una voz dulce y suave fue meciendo el cante. Después hizo, dolorido como no podía ser menos, unos tangos, magistrales, sobre dos poemas trágicos realizados por Machado a la muerte de Leonor Izquierdo, su mujer (“Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería…” y “Tus ojos me recuerdan las noches de verano…”).

En sexto lugar hicieron unos tientos “cañeros”, también de cosecha propia, con una afinación distinta de los clásicos, ya que la guitarra recordaba la rondeña que inventara Ramón Montoya. Con este espíritu innovador, pero actuando con mucho gusto y respetando los ritmos y melodías del arte flamenco, cantó por cantiñas (“He andado muchos caminos…”.), interpretando este cante con nuevos acordes y armonías, basándose para ello en distintas variantes de este palo flamenco, como el mirabrás, las alegrías y las cantiñas propiamente dichas.

Volvió a cantar, con hondura, unos tientos, ahora, de ritmo clásico, con el tema “Allá en las tierras altas…”, un nostálgico poema de Machado en el que recuerda a su amada Leonor. Seguidamente cantó unas bulerías, de bella factura, sobre la parábola “Era un niño que soñaba…”. Después hizo una seguiriya y una cabal, sublimes, con una garra y una fuerza expresiva extraordinarias, muy acordes con los sentimientos de soledad y abandono expresados por el poeta. La primera sobre dos versos (“Estos días azules y este sol de la infancia”) encontrados en el bolsillo de la chaqueta de Machado cuando murió en Colliure, un pueblo del sur de Francia; en la cabal cantó “Y cuando llegue el día del último viaje… “.Estos dos cantes, que sonaron a réquiem, justifican todo el concierto. Para mí fueron lo mejor de la velada flamenca.


Para terminar se acordó de Federico García Lorca, poeta de la tierra, e interpretó una rumba, cante más alegre y ligero, a ritmo de guaracha y son cubano, cuyo tema fue el bellísimo poema del poeta granadino “Son de negros en Cuba…”

Si el gusto del público se mide por la cantidad y calidad de las aclamaciones y ovaciones dadas por el público, tengo que afirmar que el espectáculo gustó mucho, de tal forma que tuvieron que salir dos veces a saludar, lo que les obligó a hacer un bis, en el que cantó a rimo de bolero aflamencado el romance de la pérdida de Alhama.

Dos pequeños reparos: Eché en falta una voz femenina, en un espectáculo dominado por hombre. También eché en falta algunos cantes como granaínas, malagueñas o tarantas en un concierto en el que dominan los tientos.

Gran noche flamenca la que disfrutó el público asistente al teatro Isidoro Maiquez, el 1 de marzo, y que nos brindó Fernando Barros Lirola al cante, que estuvo magníficamente acompañado por Jonathan Morillas, cada día más artista y de vuelo alto, a la guitarra; Jesús Ballesteros a la guitarra, mandola, baglama y saz, un artista muy capaz y diverso en el manejo de instrumentos; y Sergio Única que tocó con maestría el cajón y el yambú. Los tres instrumentistas, perfectamente  acompasados, tocaron con gran pericia y exquisito gusto los distintos ritmos del cante flamenco. Cantaor y tocaores supieron interpretar estupendamente el simbolismo y la musicalidad de la poesía machadiana adaptándola a los diversos ritmos y melodías flamencas que interpretaron.

Han realizado una composición musical propia en la que han buscado acomodo a los versos del poeta del pueblo en los distintos palos flamencos, tratando de enriquecer la melodía flamenca y la mejor comprensión de los poemas machadianos. Porque la poesía de Machado, al igual que el flamenco, es ante todo un grito contra la soledad, la injusticia, la muerte, el abandono, el desamparo… y también un canto al amor, a la amistad, a la vida… En el flamenco, igual que en la poesía, hay cantes de tristeza, de alegría, de trabajo, de fiesta… porque el flamenco y la poesía son artes que cantan a la vida y a las distintas vicisitudes que los seres humanos pasamos en ella.


 “Al encuentro de Antonio Machado”, concierto que se inscribe en el proyecto de Fernando Barros titulado “La voz de los poetas”, tiene una vocación marcadamente educativa, de la que deben tomar nota las autoridades educativas y culturales de la Junta de Andalucía, de las diputaciones provinciales y de los ayuntamientos al objeto de que, a pesar de la crisis, este espectáculo de música y poesía llegue al mayor número de personas. Se trata de una propuesta poética y flamenca, realizada con enorme gusto estético, que conecta con la tradición flamenca que ha cantado a Antonio Machado, pero la innova y la recrea, ofreciéndonos un amplio repertorio de poemas del poeta sevillano a los que han puesto música por tientos, vidalita, tangos, cantiñas, bulerías, nanas, seguiriyas o cabales.

No quiero terminar sin recordar las imágenes visuales que, realizadas y producidas con enorme gusto poético por David Pérez, se proyectaron durante el concierto y magnificaron el espectáculo.

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