El 30% de la producción hortícola se destruirá para subir los precios
Como este año no lo ha hecho el frío, los propios agricultores de la Costa han decidido destruir sus cosechas. No están locos sino desesperados. Las buenas temperaturas han provocado esta campaña un exceso de producción en los invernaderos que mantiene al sector sumido en la peor de crisis de precios de su historia, por lo que productores y comercializadores han decidido tirar a la basura un 30% de su producción para intentar regular el mercado y subir los precios.
Los pepinos ahora no valen nada, por lo que la estrategia es tan simple como arrasar sus propias producciones para que los que queden al menos valgan algo. Y es que la crisis de precios está alcanzando mínimos históricos. El kilo de pepino holandés que producen los agricultores de la Costa se paga en los almacenes a siete céntimos de euro: un precio hasta cuatro veces por debajo de sus costes de producción.
A partir del próximo lunes, tres de cada diez cajas de pepinos se quedarán en el cubo de la basura de la puerta de los almacenes de frutas. Se destruirán entre 400 y 500 toneladas diarias de productos hortícolas, según calcula la plataforma de productores y comercializadores que ha consensuado la medida y en la que se integran las asociaciones agrarias UPA y ASAJA, la Asociación de agricultores de Carchuna, la Asociación de Alhondiguistas de la Costa de Granada (ECOHAL) y las cooperativas, asociadas en FAECA. La plataforma ha pedido ayuda al Ayuntamiento de Motril para poder eliminar tan ingente cantidad diaria de productos.
«Los propios agricultores han decidido la medida y nos han preguntado a nosotros el porcentaje. Ahora habrá que ver cómo reaccionan los mercados», explicó Alfonso Zamora, portavoz de los Alhondiguistas. Una medida de la que se ha desmarcado la organización agraria COAG, porque desconfía de que pueda cumplirse y no considera que tirar la producción sea la solución para regular el mercado. Mientras recibían las críticas y reproches del resto del sector, los agricultores de la COAG, con su secretario provincial Emilio, hacían ayer la guerra con su particulares métodos que ya les han costado más de una multa (y de dos) de la Subdelegación del Gobierno. Los agricultores de la COAG arrojaron más de cien mil kilos de pepinos a la carretera Nacional 340 y la cortaron a la altura de Castell, lo que provocó retenciones kilométricas y dejó atrapados a decenas de conductores durante más de dos horas.
La imagen de más de 400 agricultores arrojando con rabia sus producciones a la carretera era desoladora. El secretario provincial de COAG reclamó un precio mínimo en origen para el pepino holandés que cubra al menos los costes de producción y exigió al consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña, que visite la Costa de Granada y «medie entre los sectores productor y comercial para que de una vez por todas se acuerden unos precios mínimos anuales». Además COAG pide a las Administraciones la creación de un observatorio de precios, el doble etiquetado y que se revisen los costes de producción.
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