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Las mafias ofrecen bonos-patera para entrar en España

Las mafias ofrecen bonos-patera para entrar en España

Cruzar el Estrecho es una misión peligrosa. Los inmigrantes que tratan de llegar a Europa saben que se juegan la vida. Pero también saben que pocos lo consiguen a la primera. La mayoría de las pateras se localizan mucho antes de que puedan siquiera ver la playa. Y eso implica vuelta a empezar. El sueño europeo ha estado tan cerca... hay que repetir.

Las mafias que trafican con personas lo tienen claro. Hay que modernizarse para no perder "clientela". Si España blinda el litoral con radares que lo detectan todo, ellos contraatacan con ofertas para cruzar el Estrecho. Son los llamados "bonos-patera". Ofertas en toda regla. Dos intentos por el mismo precio. Por un poco más de dinero, la mafia local ofrece tres viajes si el inmigrante no consigue su objetivo en las dos tentativas anteriores.

A pesar de las penurias del viaje, a pesar de que saben que subirse a una patera es jugarse la vida, cada vez más inmigrantes optan por el "bono-patera". Les sale más rentable, porque la mayoría de las veces son interceptados en España y devueltos a sus países de origen.

De hecho, desde la Comisaría de Policía de Motril se asegura que "lo normal es que los inmigrantes detenidos en nuestras costas hayan intentado alguna vez anterior entrar ilegalmente en España. Repiten muchísimos". Todos ellos son fichados y devueltos a sus países de origen. Allí harán uso de su particular y macabro abono para volver a jugarse la vida en una patera. Han pagado por tres viajes y llevan dos intentos. Puede que a la tercera vaya la vencida. Hay que volver a intentarlo, claro.

Sobre todo porque el precio de la oferta no es precisamente barato. Si, de acuerdo, les ofrecen tres intentos, pero a cambio tienen que pagar hasta 2.000 euros. "Los precios que pagan por cruzar el Estrecho oscilan bastante, pero como poco tienen que desembolsar 900 euros por un viaje. Los bonos pueden salirles por unos 1.800 ó 2.000 euros", aseguran desde la Comisaría de Motril.

Y tras pagar ese dineral, el inmigrante no se resigna a quedarse en tierra. El viaje en patera puede ser mortal, pero el esfuerzo económico que ha hecho es enorme y si hay que intentarlo de nuevo, pues se intenta. Siempre hay pateras dispuestas para otro viaje.

La mayoría de las pateras que arriban a la costa granadina proceden de la región de Beni-Mellal. Es allí donde se reclutan a los pateristas y donde se organizan los viajes. Miles de inmigrantes acuden durante todo el año con la intención de embarcarse hacia España. Y las mafias echan más leña al fuego con todo tipo de argucias para crear más expectativas en aquellos que miran a Europa como la única solución a su futuro.

La última moda es hacer correr la voz de que en España se regulariza a todo el que llega. Aunque la apertura de un plan de normalización pueda ser cierta, como el que finalizó recientemente en nuestro país, los mafiosos recomiendan a los inmigrantes que es el mejor momento para intentarlo, porque obtendrán los papeles con seguridad.Lógicamente, la consecuencia es avalancha de pateras, fuerzas de seguridad más alerta y avalancha de devoluciones. Ante este fenómeno, las mafias sacan sus ofertas.

Pero, además, las pateras están empezando a variar sus rutas. "Saben que la costa granadina está cubierta por el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) y cada vez hay más casos de pateras en Almería. Ahora se dirigen más hacia Adra que hacia nuestras costas", dicen desde la Comisaría de Motril.

Marroquíes y Argelinos son los inmigrantes que se aventuran a travesías más largas. En los últimos meses, lo habitual es que lo intenten por la costa almeriense y en pateras pequeñas, de apenas una docena de ocupantes. Estos viajes, por cierto, también son más caros. La pregunta es qué nueva ruta tomarán las pateras si los radares se activan también en el litoral almeriense. "Lo que está claro es que seguirán intentándolo", apunta la Policía de Motril.

Ellos saben que, pese al SIVE y pese a las detenciones de los patronos de las pateras, los inmigrantes seguirán cruzando el Estrecho. "Detener a los patronos es como detener al camello. No se acaba con el tráfico de drogas por detener al que vende en la calle. Hay que hacerlo, hay que tratar de frenar esa venta, pero eso no quiere decir que así se puede terminar con la mafia de la droga", apuntan el comisario de Motril, José Fernández. A su juicio, por detener a los pateristas no se va a cortar el tráfico de personas en el Estrecho, pero es algo que contribuye a ponerle las cosas más difíciles a las mafias.

"Tenemos que comprender que las mafias del contrabando de personas son organizaciones muy complejas. Los pateristas son sólo una de las partes de la organización", explica. Y es que las mafias no terminan su trabajo en España. Muchos inmigrantes no pagan exclusivamente por cruzar el Estrecho, sino que quieren que se les lleve hasta Francia o más al norte. "Estas organizaciones disponen de personas en España encargadas de recoger al inmigrante una vez llegado a la playa y ponerlo en su destino final", apunta.

Para el comisario, la solución pasa necesariamente por una mayor coordinación entre los países-origen de la inmigración y los países-destino. Pero, mientras esa cooperación entre los países llega, las mafias siguen haciendo dinero a costa de la desesperación de miles de personas. Los "bonos-patera" son la última innovación del macabro negocio en el que los inmigrantes se juegan la vida cada vez que ponen el pie en una balsa neumática.

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