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Una mujer motrileña teme por su vida tras salir de la cárcel su expareja

Victoria Jiménez teme por su vida después de que la Policía Nacional de Motril le informara de que su ex pareja iba a salir de la cárcel, tras cumplir 18 de los 36 meses de prisión que le habían impuesto por las denuncias que presentó contra él por maltrato, amenazas e incumplimiento de orden de alejamiento.

Vicky, como la conocen sus amigos, se ha decidido a dar el paso de denunciar su situación ante los medios de comunicación ante el convencimiento de que su ex pareja "va a intentar hacerme algo cuando salga", el próximo día 19, y de que "a lo mejor no lo puedo contar", ya que su antiguo compañero "no comprende por qué ha tenido que pasar ese tiempo en la cárcel", relató esta mujer a Efe.

Además, la gente que se relaciona con él, en la prisión, dice que "está mucho más agresivo y cambiado psicológicamente", añade.

Vicky dice tener miedo por ella pero no por sus hijos, y como prueba de la seguridad que tiene en que "algo va a ocurrir", explica que en las últimas fechas está recibiendo objetos hechos por él en la prisión, uno de ellos un cajón vacío, que una vez que lo desmontó tenía una inscripción que rezaba: "Por qué me has hecho pagar tanto, si lo que quería es hacerte feliz".

Victoria, que en estas fechas está manteniendo contacto con la Policía y con los Servicios Sociales para que le den protección, dice comprender que "no puede haber un policía pegado a las espaldas de cada una de las mujeres maltratadas o amenazadas", y por ello ha solicitado al Observatorio de Violencia contra la Mujer de Madrid, así como al Ministerio de Justicia e Interior, que la doten de una pulsera de protección.

Se trata, no obstante, de un sistema que, para ser efectivo, deben portar los dos, ya que la alarma salta cuando ambas se aproximan más de la distancia permitida, se lamenta Vicky, quien también se queja de no haber recibido la terminal de ayuda a los malos tratos que ha solicitado.

Esta mujer ha decidido cambiar de trabajo, para "no darle posibilidades de encontrarme sola", e incluso baraja cambiar de domicilio, ya que "en los últimos días son muchos los conocidos de él que están interesándose por mi".

Victoria Jiménez Castillo reside en Motril, tiene dos hijos, una niña de 15 años y un niño de 3, en común con su agresor, al que conoció hace siete años y con el que convivió durante seis.

Con amargura, recuerda que "al principio todo iba bien, pero conforme pasaba el tiempo se volvió más agresivo, hasta el punto de que un día, y después de muchas discusiones, me pegó una bofetada y una patada", que ella denunció.

"Pero me dio cargo de conciencia, me dijo que iba a cambiar y pensé que con una noche en el calabozo era suficiente, por lo que quité la denuncia", relata.

La segunda vez fue otra persona la que llamó a la Policía, "asustada por lo que estaba ocurriendo", y le pusieron una orden de alejamiento de 300 metros que "no sirvió para nada", pues se la saltó durante cuatro meses, y llegó incluso a estar en busca y captura.

Ese periodo "fue un auténtico suplicio" para Vicky, a quien su agresor llegaba a llamar por teléfono "cientos de veces al día".

En una de estas ocasiones, tuvo que intervenir la policía porque él había roto la puerta de entrada y había entrado en la casa.

"Incluso llegó a decirle a mi madre que no contara conmigo esa noche ya que me iba a matar, pero la Policía siempre me decía que no existían pruebas contra él, y a veces ni siquiera me creían lo que contaba", manifestó Vicky, quien grabó las amenazas que su ex pareja le profería por teléfono y se las entregó al juez, que ordenó su ingreso en prisión.

Finalmente, llegó a presentar más de una decena de denuncias en el transcurso de cuatro meses "de mucho sufrimiento" que espera no volver a repetir, y por ello no entiende "qué ha pasado" para que su marido no haya cumplido la totalidad de la condena, a lo que "incluso mi abogado no sabe darme una explicación".

Victoria, que pide a todas las mujeres que estén en una situación similar que "si se sienten amenazadas, lo denuncien", reclama a las administraciones apoyo "real" para las mujeres maltratadas y "menos buenas palabras"

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