Blogia
Motril@Digital

Pepe Morales y su formidable equipo de atletas motrileños quedan los segundos en los míticos 101 km. de Ronda

A las tres de la madrugada del pasado domingo el atleta motrileño Pepe Morales conseguía cumplir, una vez más, uno de los sueños que más le traen de cabeza durante todo el año: Llegar al final de una de las pruebas más duras de cuantas se celebran en el país, tras dieciséis horas de carrera a campo abierto, sin un solo metro de asfalto y formando parte de un equipo de motrileños que, para dejar bien el nombre de su pueblo, quedaron como segundos y tuvieron el honor de subir al podio entre los gritos de ¡Mucho Motril! que les lanzaban las componentes de otro equipo paralelo, el apoyo logístico.

FERMIN ANGUITA / Departamento de Comunicación

Morales, que en la actualidad desempeña su cometido laboral en las instalaciones de Miguel García Sánchez e Hijos, S.A. en Carchuna (y que en numerosas ocasiones luce en su ropa deportiva el logotipo del grupo "La Caña"), participaba en la categoría de equipos junto a gente muy preparada y experta en estas lídes, como son Manolo Gijón, Juan Pérez, Miguel Muñoz y Manolo Gálvez; además de Juan Serrano, que finalmente acompañaría a la expedición. La conciencia de equipo les llevó, de antemano, a descartar cualquier marca individual y a mantener la cohesión del grupo hasta el último momento; cosa que se consiguió hasta el punto de que la llegada a meta fue una auténtica demostración de compañerismo deportivo ya que el grupo en pleno atravesó la línea final ocupando el ancho completo de la calle, ante el aplauso del público rondeño que, a las tres de la madrugada, acogía a los que iban llegando al centro de la población tras culminar la proeza. Allí estaban ya situadas las dos responsables del apoyo logístico, Teresa Espigares y Dora Sánchez quienes le dedicaron a los suyos el ¡Mucho Motril! que los atletas recibieron, en ese momento, como un premio gratificante y motivador. "El final en la Alameda de Ronda, es algo apoteósico –explica Pepe Morales-. Como equipo que éramos íbamos vestidos igual y todo el mundo comentó que fuimos los únicos en entrar como tal, pillando toda la carretera!. No faltó, en esos instantes –como no faltó en toda la jornada- la atronadora música de fondo de la legión rondeña.

DUREZA FÍSICA

Los "101 Km. de Ronda", es una prueba durísima debido al indudable esfuerzo físico que han de realizar todos los participantes, en las diversas modalidades deportivas que se engloban en la misma (atletismo, bicicleta, caballo, etc...) y que, en algunos momentos, los pone al borde del agotamiento físico y la deshidratación. El poder de convocatoria de la legión es excepcional, en esta prueba, máxime cuando se enarbola la bandera de la lucha contra la droga para motivar a cientos de atletas de toda España. El recorrido es tremendo. A las once de la mañana del sábado se dispara un cañonazo que marca la salida (el siguiente, a la misma hora del día siguiente indicará que todo ha terminado); a partir de ahí comienza la aventura que Morales conseguía culminar el pasado año en 12 horas y 50 minutos como corredor individual. Este año las cosas han cambiado, aunque reconoce que el trabajo de equipo ha sido algo "alucinante"; de hecho, nos explica, "el saber de antemano que tienes que acoplar tu ritmo al conjunto supone regularte, pero es algo que te gratifica y evitas que nadie se desanime". Lo demás es avanzar y avanzar, incluso en los peores momentos (el primero de los cuales se produce en el calor de la primera hora de la sobremesa y, con él, los primeros abandonos) como la cuesta del Cortijo del Marqués, un tramo en pendiente de seis kilómetros de auténtico pedregar. No se llega a pisar asfalto en ningún momento y se dieron muchos casos de abandonos a apenas quince kilómetros del final. El campamento de la legión es el punto de avituallamiento y está en el km. 77. "Allí te puedes cambiar de ropa, tomar algún alimento y hay masajista y podólogos. Pero debes estar el menor tiempo posible para evitar darte cuenta de cómo estás, pues allí se retira mucha gente", asegura el atleta motrileño.

Es más, como prueba del desgaste físico de los participantes, los integrantes del equipo motrileño consumieron –cada uno- quince litros de agua, más bebidas energéticas, plátanos y barritas. A todo esto, transcurriendo las horas y llegando una noche de oscuridad que no desalienta ni pierde a nadie, como pueda pensarse, ya que en cada tramo y cruce siempre hay un legionario y buena señalización lumínica, como relatan los atletas quienes, por cierto, lucieron dos indumentarias durante la jornada. Al principio equipación naranja y por la noche camiseta técnica de color blanco.

El equipo motrileño ha querido que el trofeo quede en poder de Manolo Gijón y Tere Espigares, dos destacados puntales del atletismo local y –sobre todo- un apoyo incondicional para sus compañeros y amigos.

La expedición volvía a Motril el domingo a las tres de la tarde, a tiempo suficiente como para "reponer las fuerzas perdidas" en un conocido restaurante local.

0 comentarios