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Dieciseis años cumple el festival Tendecias en Salobreña

Dieciseis años cumple el festival Tendecias en Salobreña

En una época llamada de la Globalización, la cultura se ve seriamente afectada por los mismos esfuerzos que tratan de diversificar los discursos y las corrientes modernas: la tendencia cultural de minorías pasa a ser supeditada por las grandes producciones y sus actividades comerciales.

La Diputación de Granada y el Ayuntamiento de Salobreña, conscientes de ese lugar que deben ocupar las Instituciones públicas, vienen apostando desde hace quince años por un espacio en el que se reivindica una cultura en las diferentes formas artísticas que huya de la comercialización y que rompa con los cánones establecidos. Así, las tendencias en música, artes plásticas, escénicas o audiovisuales siguen la estela de las vanguardias históricas y de su joven espíritu contracorriente.

Los encuentros con las Tendencias en Agosto, son los únicos que se realizan en la Costa Granadina, y posiblemente uno de los más antiguos que se presentan en España. Una vez consolidadas, Salobreña es un punto de encuentro para todas las personas que apuestan por el tipo de la cultura que aportan las tendencias.

Teniendo en cuenta la ubicación de Salobreña y las fechas en que se celebra, la actividad va dirigida a vecinos, visitantes y desplazados convirtiéndose en una referencia del turismo cultural con distintos puntos de Andalucía e incluso del resto de España.

Entre los objetivos mas importantes se encuentra desarrollar una programación de cultura actual que se caracteriza por su espíritu innovador y experimental, cubrir una parcela de la que existe un gran vacío en la Costa y provincia, y favorecer el conocimiento de los distintas manifestaciones artísticas entre los habitantes de Salobreña , realizando programaciones de calidad.

Al cumplir la XVI edición, « ya podemos afirmar que las Tendencias están consolidadas, mantenerlas y potenciarlas es nuestro objetivo ».

Salif Keita

Salif Keita cumplió 35 años de carrera antes de poder grabar un disco en su casa, Bamako, en el estudio que él mismo había construido en las proximidades del río Niger. Su carrera lo había llevado a Abidjan, Nueva York y París, y era inevitable que un día lo llevase de vuelta a la tierra donde había nacido, de vuelta a los suyos.

La historia de Salif es la de multitud de exilios consecutivos. Como albino, fue rechazado por su propio padre; como músico, fue excluido por la aristocracia de su propio linaje; y como hombre con ambiciones, no tuvo otra opción que abandonar un país que no ofrecía posibilidades profesionales. El resultado de todo esto fue un panorama bastante complicado, pero su perseverancia, talento y clarividencia le permitieron triunfar personal y profesionalmente. Así que su vuelta a casa tuvo una fuerte carga simbólica, una especie de victoria merecida y trabajada. El regreso del hijo pródigo a sus verdaderas raíces e historia.

Como “Moffou”, su predecesor, este disco está muy centrado en los sonidos acústicos, es la perfecta síntesis de todas las influencias que Salif ha mamado durante su larga odisea musical - rock, soul, canción francesa, ritmos afro-cubanos -, y que utiliza desde su perspectiva Africana. Con la colaboración de músicos tradicionales como Mama Sissoko, que toca el laúd ngone, o Toumani Diabaté en la kora, Salif utiliza “M'Bemba” (Ancestro) para evocar la memoria de uno de sus famosos ancestros, el Emperador Soundiata Keita, que fundó el Imperio Mandingo en el siglo XII. “M'Bemba” es una genuina muestra de historia familiar: por primera vez podemos escuchar a todas sus hermanastras a los coros. Este encuentro no fue, de todos modos, el único logro del genial Salif en este disco...

El álbum tiene una orientación definitivamente bailable en temas como Ladji o Mokoya, más acústica y melódica en cortes como Dery o Manquer. Producido por Jean Lamoot, quien también produjo “Moffou”, el disco también cuenta con la carismática presencia de Kanté Manfila (el primer mentor de Salif), y el guitarrista Ousmane Kouyat que, al igual que Manfila, pertenecía al grupo Ambassadeurs du Motel, banda a la que el propio Salif se unió a mediados de los 70.

El contexto humano y geográfico de este nuevo disco lo pone en relación directa con “Moffou”, aunque esta “M'Bemba” sea un paso más allá musicalmente hablando. La voz de Salif nunca ha sonado tan perfecta (“Moriba”, “Ladji”), tierna (“Dery”) o conmovedora. Keita, el rompedor de tabúes, consigue incluso mantener su reputación cuando confiesa (en “Bobo”) que... es feliz! Y es la primera vez. Sin duda el mejor disco de Salif Keita hasta la fecha.

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