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"Diego María de Burgos (2ª parte)" por Manuel Domínguez García

"Diego María de Burgos (2ª parte)" por Manuel Domínguez García

Cuando al anochecer de 23 de mayo de 1812 la guarnición francesa de Motril se retira a Granada, Diego María y su padre la acompañan por temor a las represalias de los guerrilleros y en especial por miedo a la partida del Alcalde de Otivar que operaba entre Almuñécar y Castell de Ferro.

Calmada la situación y ocupado Motril por las tropas españolas, Diego María vuelve a la ciudad el 8 de julio, ocupando de nuevo el cargo de corregidor, puesto en el que no estará mucho tiempo al ser destituido al formarse una nueva corporación municipal a primeros de 1813.

Algunos meses después es detenido acusándosele de colaboracionismo con los franceses y se le abrió proceso de depuración por no haber podido justificar las cuentas de lo suministrado a la fuerzas francesas de ocupación y de lo cobrado por contribuciones en el periodo en el que estuvo al frente del Ayuntamiento. Al final del proceso no le fue observada  ninguna conducta política que hubiese dañado los intereses de la Patria y aunque se le acusó de malversación de fondos, tampoco se le pudo demostrar, puesto que no se encontraron ni las famosas cuentas, ni los justificantes de los cobros; ya que como afirmaba Diego María, su casa fue saqueada en 29 de mayo de mayo de 1812 y los resúmenes de lo recaudado para los franceses fueron enviados a Granada, llevándoselos estos en su retirada.

Entre 1813 y 1819 menudean los informes sobre su conducta política en la época del gobierno de José I, pero la realidad fue que Diego María de Burgos se libró de la represión sufrida por  los afrancesados en la primera parte del reinado de Fernando VII y no tuvo que exiliarse de España como su hermano Francisco Javier.

De hecho para 1817  Diego María ya ostentaba su antiguo empleo de subteniente de la Compañía Cívica de Motril, lo que produjo un enorme revuelo de informes favorables y contradictorios, pero lo cierto es que la Corona otorgó su visto bueno con relativa facilidad.

Cuando en 1820 se produce el pronunciamiento liberal de Riego que obtiene éxito e implanta de nuevo la Constitución de 1812 abolida por el rey, Diego María es nombrado por el nuevo gobierno liberal Juez de Primera Instancia de Motril y su partido y en 1822, tras presentarse a las elecciones municipales, es elegido Alcalde Constitucional de la ciudad, cargo que desempeñó a satisfacción de todos los progresistas motrileños. 

Junta de Seguridad Pública 

En agosto de 1823, tras la reacción de Fernando VII con el apoyo de un ejercito francés llamado de los “Cien Mil Hijos de San Luis” para acabar con el régimen de libertades constitucionales y reinstaurar el absolutismo borbónico, los liberales  motrileños huyen de la ciudad ante el temor de ser encarcelados o fusilados; pero no así Diego María de Burgos que constituyó en pocos días junto a otros ultraabsolutistas locales, prelados de los conventos e Iglesia Mayor, antiguos regidores perpetuos y terratenientes una junta provisional llamada de Seguridad Pública con la que se mantuvo el orden público, encarcelando a todos aquellos que de alguna manera habían colaborado, en Motril, con el régimen constitucional.

En 1824, Fernando VII le hizo merced, debido a sus buenos servicios, del oficio de regidor perpetuo del Ayuntamiento de Motril. Desde esta fecha Diego María siguió al punto y estuvo presente en toda la actividad política local y provincial y en 1827, de nuevo el rey le otorgó un nuevo nombramiento vitalicio como Ordenador Perpetuo de Marina con derecho a pensión, cargo que ostentó en los últimos años de su vida.

Y esta es, el breves rasgos, la vida política de un motrileño Diego María de Burgos y Olmo, hijo de la más ilustre familia de Motril, que supo tener la sorprendente virtud de estar por encima de los acontecimientos políticos, de la época, difícil época, que le toco vivir.

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