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Carta de Francisco Pérez Terrón "después de años sufriendo las basuras de Puntalón"

Mi nombre, Francisco Pérez Terrón

Domicilio, Calle carretera de Lujar Nº 4 de Puntalón, MOTRIL

Teléfono 958 82 06 78   Email: franciscoperezterron@gmail.com 

Intento encontrar una vía de solución a un problema endémico de suciedad urbana provocado por depósito inadecuado de basuras, próximo a mi domicilio. 

En el poblado PUNTALÖN, la calle que bordea la carretera que sube hacia la Garnatilla se llama “Carretera de Lujar” y es como una vía de servicio de la carretera, propiamente dicha, con acceso a la misma por los dos extremos; lo que hace sumamente cómodo entrar en ella, pararse junto a la batería de contenedores, descargar lo que se quiera sin entorpecer la circulación y reincorporarse a la carretera por la otra punta. 

Esta “comodidad” es profusamente aprovechada por los residentes en los muchos cortijos de la zona, legales o ilegales, así como por campesinos desaprensivos que no respetan las normas. 

He explicado esta situación, repetidas veces, al personal de Limdeco.

Este es, por el momento, el esquema de una situación indignante, que hace 3 años intento denunciar y por la que quisiera tomar contacto con alguien de una instancia superior que pueda influir en la entidad independiente de recogida de basuras. 

Me adelanto a una interpretación de que estoy acusando a Limdeco de un mal servicio.

Todo lo contrario; constato cada día el esfuerzo de la entidad por sobreponerse al desmadre de los usuarios, pero toda dedicación no es suficiente para atajar la irresponsabilidad de una ciudadanía sin educación urbana. 

¿Qué se puede señalar como ejemplo? 

1)     Un coche pasa junto a la batería de contenedores y, sin apenas detenerse, deja en el suelo dos bolsas de residuos perecederos, que son destripadas por los perros callejeros sueltos, que buscan  alimento, diseminando el contenido por la calle.

2)     Vas a depositar una bolsa y te encuentras el contenedor lleno de tomates de desecho, o de pepinos, o de melones medio podridos, de algún invernadero que va a cambiar de cultivo. Esto naturalmente provoca un derrame orgánico que impregna el pavimento de un líquido apestoso, imposible de recoger ni limpiar.  

3)     En otra ocasión se trata de colmenas bacías que otro agricultor ha empleado y desechado y que representan un volumen de 8 o 10 m. cúbicos, que requieren un trasporte especial para retirarlos.

4)     Un repartidor de electrodomésticos que al cabo del día ha acumulado en el camión 13 o 14 embalajes voluminosos y los suelta, sin ningún empacho, delante del contenedor urbano destinado a reciclar el papel.

5)     Por no resultar cansino citaré brevemente, el escombro de una obra, los sacos sobrantes de yeso o cemento, las 25 latas de pintura de un trabajo que se vuelcan y derraman sobre el pavimento de la calle, un paquete de plástico de 3 o 4 metros cúbicos de volumen (resultado de haber cambiado toda o parte de la techumbre de un invernadero), cuatro o cinco televisores reventados (hay una empresa del ramo en la zona)  y mil cosas más como muebles, colchones puertas, electrodomésticos……

Todo ello encajado entre los contenedores, haciendo imposible el acceso, de los usuarios normales, a los pedales para levantar la tapa de los recipientes 

Esto no ocurre de vez en cuando sino prácticamente todos los días, sobre todo en verano. Los esfuerzos de Limdeco por paliar la situación se traducen en largos  períodos de ruidos molestos, en mitad de la noche. 

¿Qué más puedo decir? 

Solo insistir en que la única solución es suprimir la batería de contenedores en esta calle y buscar un emplazamiento más adecuado, mientras no alcancemos un mayor grado de educación urbanita y responsabilidad personal. 

Le adjunto unas cuantas fotografías demostrativas, que pueden ser muchas más si lo desea. Espero tener la ocasión de abundar en comentarios y buscar la salida a esta incómoda conducta, si tiene a bien citarme para una conversación. 

Mis saludos,  Francisco Pérez Terrón

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