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Científicos reunidos en Almuñécar, estudian tratamientos hormonales para combatir el envejecimiento

Científicos reunidos en Almuñécar, estudian tratamientos hormonales para combatir el envejecimiento Una buena alimentación, así como la actividad física y mental constituyen algunas de las claves para luchar contra los radicales libres, unas moléculas tóxicas que aceleran el proceso degenerativo de las células. Científicos reunidos en Almuñécar evalúan también el uso de hormonas como la melatonina para reducir los efectos de estos átomos que provocan además enfermedades neurodegenerativas, autoinmunes y cardiovasculares.

Evaluar la participación de los radicales libres en el envejecimiento, las posibilidades diagnósticas y los posibles tratamientos, una vez definidos las funciones y efectos sobre el organismo de estas moléculas. Éstos son algunos de los objetivos del curso 'Fundamentos básicos y aplicación clínica de los radicales libres en el envejecimiento', que se celebra en Almuñécar dentro de los cursos del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada.
Una buena alimentación ayuda a la eliminación de radicales libres

Además de considerar factores contra el envejecimiento exógenos como la alimentación, el deporte y la actividad mental, los científicos estudian mecanismos basados en hormonas como la del crecimiento, la melatonina o los estrógenos.

Todos estos tratamientos son antioxidantes, es decir, conducen a la eliminación de los radicales libres, unas moléculas tóxicas producidas por el oxígeno del proceso de respiración que provocan el desgaste y la muerte celular. El organismo dispone de mecanismos de defensa que depuran los radicales libres evitando el daño en las células. Sin embargo, con la edad, esta capacidad disminuye y los átomos tóxicos aumentan. “A partir de los 40 años, las defensas antioxidantes resultan menos efectivas, por lo que debemos actuar”, comenta el catedrático de Fisiología del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada, Darío Acuña, que coordina el curso.

La necesidad de atajar este incremento de radicales libres guarda relación con las nefastas consecuencias que provocan en el organismo, como la aceleración del envejecimiento y el aumento de enfermedades degenerativas, cardiovasculares, autoinmunes y neurodegenerativas.

Según Acuña, el primer paso para luchar contra los radicales libres consiste en medirlos, es decir, en estudiar su significado clínico. “Hasta ahora no se sabía cómo medir estas moléculas y qué nos indica su medida”, explica el catedrático y apunta que, en el Hospital San Cecilio de Granada, ya se llevan a cabo estas medidas en un análisis convencional de sangre.
Tratamientos hormonales

Una vez medidos los radicales libres, los científicos valoran distintas posibilidades para combatirlos. El curso se centrará en el análisis de tratamientos hormonales. “Pretendemos establecer las bases científicas del uso clínico de la melatonina”, subraya Acuña. Esta hormona natural segregada por la glándula pineal, localizada en el cerebro, regula el reloj biológico del organismo y se convierte, según el catedrático, en uno de los mejores antioxidantes. Además, se evaluará el uso clínico de la hormona del crecimiento y los estrógenos.
Frutas y verduras contituyen fuentes antioxidantes exógenas



Junto a estos mecanismos endógenos, los expertos estudian distintos tipos de alimentos como fuentes antioxidantes exógenas, es el caso de la fruta, la verdura y el pescado. Además, aconsejan hábitos saludables, ya que el tabaco se convierte en uno de los generadores de radicales libres. Cada calada de un cigarrillo introduce en el organismo 50.000 moléculas tóxicas, muchas de ellas radicales libres. Unas sustancias que se pueden eliminar también mediante actividades intelectuales como la lectura y la práctica deportiva moderada.

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