Blogia
Motril@Digital

60.000 turistas se apiñan cada fin de semana en sólo seis playas de la Costa de Granada y las demás están casi vacías

60.000 turistas se apiñan cada fin de semana en sólo seis playas de la Costa de Granada y las demás están casi vacías El torrente de vehículos que cada fin de semana se lanza por la A-44 (luego N-323) hacia la Costa apenas se distribuye cuando alcanza el litoral. Más de 60.000 personas se aprietan en apenas media docena de playas mientras otras veinte orillas ofrecen una ocupación media-baja incluso en sábados y domingos.

Ayer mismo, mientras alrededor de 8.000 personas disfrutaban del mar y de la playa en Salobreña bajo una alfombra ininterrumpida de sombrillas, a unos 15 kilómetros, en Carchuna, apenas 300 bañistas hacían lo propio... pero con menos agobio y bastante espacio entre sombrilla y sombrilla.

Un recorrido por la Costa granadina permite comprobar los acusados contrastes entre playas que apenas distan entre sí un par de kilómetros, o menos, en línea recta. El propio municipio de Motril alberga en su línea costera ejemplos de la masificación más absoluta al lado de lugares donde reina la tranquilidad incluso en los días más propicios del verano.

'No se ve arena, todo son sombrillas. Debe haber casi 5.000 personas', comentaba ayer Salva Rodríguez, un voluntario de Protección Civil de Torrenueva. La playa del anejo motrileño es una de las tradicionalmente más concurridas cada verano y allí se marca una imaginaria línea divisoria que separa las playas multitudinarias de las más tranquilas. Las primeras se sitúan entre Torrenueva y La Herradura y las segundas desde el anejo motrileño hasta el límite con la provincia almeriense.

Esta división coincide con el mayor desarrollo turístico de la costa occidental en comparación con la que se extiende al oriente del cabo de Sacratif. Pero hay otro factor que condiciona también en este reparto de los bañistas: las comunicaciones. Cuanto más accesible sea una playa más posibilidades tiene de llenarse, sobre todo los fines de semana en que son frecuentes los visitantes de ida y vuelta.

Salobreña es otra de las playas que absorbe a buena parte de los bañistas y en ello también tiene que ver su ubicación, a medio camino entre Motril y Almuñécar y cerca del cruce de carreteras. Alrededor de 8.000 personas ocupaban la extensa playa que va desde el Peñón hasta la desembocadura del Guadalfeo, según uno de los coordinadores de Protección Civil de Salobreña, Rafael Rodríguez.

El cuidado específico de las orillas por parte de estos voluntarios se inicia el 15 de junio y concluye tres meses después. Dos turnos -de 10 a 15 horas y de 15 a 20- ocupan a 18 voluntarios repartidos en cuatro puestos. 'Nunca nos hemos visto desbordados, ni siquiera los domingos. La prueba es que hemos solventado bien el problema de las medusas, que ha sido una auténtica prueba de fuego', subraya Rodríguez.

Donde es muy difícil que nada se desborde es más allá del cabo Sacratif. Un vistazo a playas como Carchuna, Calahonda, Melicena, La Mamola o La Rábita descubre a las claras la caprichosa distribución de los veraneantes en el litoral granadino. Familias con niños pequeños, parejas jóvenes, mayores... nada distingue a los usuarios de estas playas de quienes prefieren el bullicio de las otras. La diferencia estriba, quizás, en una forma distinta de concebir el descanso o lo que significa pasar un día junto al mar.

'Aquí tenemos de todo pero estamos muy tranquilos', apunta el alcalde de Polopos-La Mamola, Pedro García. En su playa, salpicada de espigones, hay espacio para todo el mundo. Apenas 600-700 personas había ayer 'y eso que los sábados se nota que viene más gente', añade el alcalde. Pese a que ésta puede ser el paradigma de playa apacible, familiar, minoritaria si se quiere, los servicios que ofrece son más que suficientes. Al menos eso cree Pedro García, que dice que este año se ha instalado diez duchas nuevas, además de mantener otros equipamientos como bancos, papeleras, vestuarios o una oficina de información.

Los servicios en estas playas más modestas los ofrece Cruz Roja, que cuenta con bases en Castell de Ferro y La Rábita. Las urgencias más importantes se atienden en el consultorio médico, que abre por las tardes, mientras que del resto de contingencias se ocupa personal del Ayuntamiento. El grado de tranquilidad que se vive en La Mamola llega a tal grado que los bañistas dejan las sombrillas, hamacas, juguetes y demás enseres de un día para otro sin miedo alguno.

Nada que ver con Almuñécar, que concentra al menos cuatro de las playas más populosas de la costa granadina: Velilla, San Cristóbal y Puerta del Mar son sinónimos de muchedumbre veraniega, con La Herradura pisándoles los talones.

Los problemas de espacio en estas playas han llegado al extremo de que una ordenanza municipal, estrenada el pasado verano, prohíbe reservar sitio con sombrillas y autoriza a la Policía Local a su retirada si pasa cierto tiempo sin que se ocupen. Pero en Almuñécar también quedan reductos más sosegados como la playa del Muerto, Cabria o el Pozuelo, que ofrecen una razonable posibilidad de pasar un día de playa sin excesivos agobios.

0 comentarios