Kenny Garrett puso al público de pie en Jazz en la Costa
Tras el primer fin de semana con un carácter netamente español en Jazz en la Costa, Kenny Garrett es el primero de los nombres internacionales que ha aparecido por el escenario del Festival, donde ya estuvo hace tres años aunque como escolta de Roy Haynes. Jazz en la Costa está organizado por la Diputación Provincial de Granada y el Ayuntamiento de Almuñécar.
Garrett es, sin duda, uno de los fenómenos sueltos que anda por el jazz actual sin obtener masivamente, el reconocimiento que merece. Cualquier aficionado al género le tiene como uno de sus favoritos y con conciertos como el de Almuñécar probablemente consiga establecerse para el gran público a corto plazo.
De sonido visceral y de impactante lirismo en sus composiciones, es considerado para muchos como el culpable de otorgar una nueva dimensión jamás conocida al saxo. Su música se entrelaza con los ritmos urbanos -funk, hip hop, y hasta cierto toque smooth y su discurso versátil y libre se refleja en sus colaboraciones con la Orquesta Sinfónica de Nueva Jersey, con el hip hop de Gurú, el rock de Sting, Peter Gabriel o el jazz de Woody Shaw, Fredie Hubbard y Art Blakey, entre otros muchos.
Garrett (Detroit, 1960), comenzó desde muy joven a tocar saxo, clarinete y flauta. Su padre es un saxo tenor y el jazz era una constante en su casa. Comenzó su andadura profesional formando parte de la Duke Ellington Orchestra, para pasar por sendas escuelas de músicos como fueron los Jazz Messengers de Art Blakey y el grupo de Miles Davis, quién aseguró que era el músico más aventajado de su edad.
Su concierto en Almuñécar rompió los moldes habituales en este tipo de actuaciones, ya que aunque este saxofonista ha pasado por algunas fases revisionistas en la actualidad mira más al futuro que al pasado, su música se entrelaza con los ritmos jóvenes e insurgentes de los barrios que, en realidad, han surgido en los mismos sitios pero con treinta años de diferencia. El disco Estándar of language fue el programa de su actuación, ejecutado con vivacidad y una fogosa energía, alto volumen, velocidad, un sonido muy fuerte y orgulloso -con un ataque en ocasiones durísimo- y en otras dulce y untuoso como en la envolvente balada Just a second to catch. Desde el ruido suburbano hasta la placidez limítrofe con el silencio, Garrett se movió con una absoluta naturalidad para terminar con todo el público de pie y bailando el rap con el que clausuró su segundo bis.
El miércoles llega a Jazz en la Costa el músico vienés Joe Zawinul, uno de los nombres más esperados en cualquier festival donde se anuncie. Su historia es larga, su leyenda se estira aún más: Maynard Ferguson, Dinah Washington, Cannonball Aderley, Miles Davis, Weather Report son algunos de los nombres asociados a él. Zawinul firgura como inventor de un nuevo concepto de música híbrida que, de él en adelante, se llamó Música Étnica, aceptada incluso ya como género. Se dice que con el disco Black Market de W.R. comenzó todo. En los 90 funda The Zawinul Syndicate como una prolongación natural de su anterior grupo y donde desarrolla hasta hoy su música, orientada en direcciones plurales.
Garrett es, sin duda, uno de los fenómenos sueltos que anda por el jazz actual sin obtener masivamente, el reconocimiento que merece. Cualquier aficionado al género le tiene como uno de sus favoritos y con conciertos como el de Almuñécar probablemente consiga establecerse para el gran público a corto plazo.
De sonido visceral y de impactante lirismo en sus composiciones, es considerado para muchos como el culpable de otorgar una nueva dimensión jamás conocida al saxo. Su música se entrelaza con los ritmos urbanos -funk, hip hop, y hasta cierto toque smooth y su discurso versátil y libre se refleja en sus colaboraciones con la Orquesta Sinfónica de Nueva Jersey, con el hip hop de Gurú, el rock de Sting, Peter Gabriel o el jazz de Woody Shaw, Fredie Hubbard y Art Blakey, entre otros muchos.
Garrett (Detroit, 1960), comenzó desde muy joven a tocar saxo, clarinete y flauta. Su padre es un saxo tenor y el jazz era una constante en su casa. Comenzó su andadura profesional formando parte de la Duke Ellington Orchestra, para pasar por sendas escuelas de músicos como fueron los Jazz Messengers de Art Blakey y el grupo de Miles Davis, quién aseguró que era el músico más aventajado de su edad.
Su concierto en Almuñécar rompió los moldes habituales en este tipo de actuaciones, ya que aunque este saxofonista ha pasado por algunas fases revisionistas en la actualidad mira más al futuro que al pasado, su música se entrelaza con los ritmos jóvenes e insurgentes de los barrios que, en realidad, han surgido en los mismos sitios pero con treinta años de diferencia. El disco Estándar of language fue el programa de su actuación, ejecutado con vivacidad y una fogosa energía, alto volumen, velocidad, un sonido muy fuerte y orgulloso -con un ataque en ocasiones durísimo- y en otras dulce y untuoso como en la envolvente balada Just a second to catch. Desde el ruido suburbano hasta la placidez limítrofe con el silencio, Garrett se movió con una absoluta naturalidad para terminar con todo el público de pie y bailando el rap con el que clausuró su segundo bis.
El miércoles llega a Jazz en la Costa el músico vienés Joe Zawinul, uno de los nombres más esperados en cualquier festival donde se anuncie. Su historia es larga, su leyenda se estira aún más: Maynard Ferguson, Dinah Washington, Cannonball Aderley, Miles Davis, Weather Report son algunos de los nombres asociados a él. Zawinul firgura como inventor de un nuevo concepto de música híbrida que, de él en adelante, se llamó Música Étnica, aceptada incluso ya como género. Se dice que con el disco Black Market de W.R. comenzó todo. En los 90 funda The Zawinul Syndicate como una prolongación natural de su anterior grupo y donde desarrolla hasta hoy su música, orientada en direcciones plurales.
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