El agua que se emplea en la agricultura viene a ser la mejor inversión que se hace del agua según ASAJA
Según el estudio llevado a cabo por la organización agraria andaluza ASAJA, bajo el título ''El regadío, fuente sostenible de vida, riqueza y empleo'', se tiende a culpar a los regantes de despilfarrar el agua, pero es precisamente en los regadíos donde de mejor forma se invierte este bien, para beneficio de todos los andaluces.
Entre las principales conclusiones que extrae ASAJA-Andalucía se encuentran las siguientes:
- La agricultura de regadío en Andalucía es vital, pues sus cerca de 900.000 hectáreas suponen el 22% de la superficie agraria útil, el 60% de la producción final agraria y un 55% del empleo generado en la agricultura.
- El regadío permite el mantenimiento de la renta de agricultores con pequeñas explotaciones, manteniendo y fijando a la población en el medio rural y constituyendo un elemento cohesionador del territorio. Una hectárea de regadío tiene una productividad seis veces superior a una de secano.
- El empleo total en el sistema agroalimentario dependiente del regadío del Guadalquivir es de aproximadamente 128.000 personas, siendo el primer sector industrial por número de empleos en Andalucía.
- Las comarcas con mayor producción de regadío respecto a la superficie total cultivada, presentan tasas de crecimiento de la población netamente mayores, las oportunidades de empleo son mucho más elevadas y se reduce el envejecimiento de la población, objetivos acordes con las políticas de desarrollo rural en Europa y España.
- El regadío es una herramienta eficaz para asegurar las cosechas en invierno y producir una amplia gama de cultivos de verano de mayor valor económico, que en situaciones de secano serían inviables.
- Los regadíos tienen un impacto medioambiental positivo, favorecen la biodiversidad y son importantes sumideros de CO2, capaces de fijar 43 toneladas de CO2 por hectárea, y por tanto, 38.700.000 de toneladas de CO2 tan solo en nuestra comunidad.
La agricultura de regadío, como hemos visto, juega un papel fundamental en Andalucía, tanto desde un punto de vista social, como económico y medioambiental. Pero esta agricultura no puede mantenerse sin el apoyo de las Administraciones, pues la situación en la que se encuentran los regadíos no es nada fácil:
- La superficie de riego ha ido evolucionando en la Cuenca del Guadalquivir por encima de sus posibilidades y, por tanto, sin garantizar el agua al regante, llegando a una superficie casi un 60% mayor respecto a 1995 (764.7356 hectáreas).
- La Cuenca del Guadalquivir tiene un déficit hídrico de 700 Hm3. Para solucionar este déficit hídrico es imprescindible invertir en infraestructuras para buscar su futura sostenibilidad. Debe trabajarse en dos sentidos: aumentar la oferta y disminuir el consumo.
- Es fundamental una mayor implicación de las Administraciones, destinadas principalmente a aumentar la oferta con la construcción de nuevos embalses. De llevarse a cabo los ocho embalses proyectados podría disponerse de 743 Hm3 más de agua embalsada.
- La modernización del regadío es la otra pieza clave para disminuir el consumo. Los regantes están haciendo grandes esfuerzos económicos, a través de remodelaciones y modernizaciones de amplias zonas regables y la utilización de nuevas tecnologías, habiendo alcanzado un 44,6% de superficie de riego localizado. Además, los regantes han logrado reducir el consumo de agua en un 14,5% durante los últimos años. Pese a este esfuerzo se sigue acusando a los regantes de despilfarrar el agua.
''Todos debemos hacer un uso racional y eficiente del agua. Los regantes demuestran cada día su compromiso con este escaso bien, pero ¿cuándo se comprometerá la Administración?'', concluyen los portavoces de ASAJA.
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