Penas de prisión para los dos conductores temerarios que atentaron contra agentes de la Policía Local
El Juzgado de Instrucción número 2 de Motril ha impuesto penas de prisión de dos años y de 20 meses, respectivamente, para los dos conductores que la semana pasada embistieron a los agentes de la Policía Local en sendas persecuciones a gran velocidad. Los dos individuos acumulan cada uno dos condenas por los delitos de atentado contra la autoridad y contra la seguridad del tráfico. Asimismo, el Tribunal les impone el pago de indemnizaciones en concepto de responsabilidad civil tanto al Ayuntamiento por los destrozos de vehículos policiales como a los agentes a los que causaron lesiones.
El primer condenado, A. A. M. B., natural de Salobreña y de sólo 18 años de edad, deberá hacer frente al pago de los daños causados a una motocicleta policial y a la indemnización de dos agentes policiales. El juez lo condena igualmente a ocho meses de prisión por el delito contra la seguridad del tráfico y a doce meses de cárcel más por el delito de atentado. Además, se le priva del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante veinte meses.
La segunda sentencia condena a J. M. G. G, natural de Granada y de 40 años, a la pena de doce meses de prisión por el delito de atentado y otros doce meses por el delito de conducción temeraria. Al igual que en el caso anterior, se le imponen veinte meses de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores. En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar al Ayuntamiento de Motril por los daños causados en dos coches patrullas y deberá abonar tres indemnizaciones que suman 816 euros a los tres agentes a los que hirió el pasado domingo.
En ambos casos, el tribunal suspende por dos años la ejecución de las penas privativas de libertad, siempre que los penados no vuelvan a delinquir durante ese tiempo y condicionado a que satisfagan las respectivas.
Relato de los hechos
Como se recordará y según consta en la sentencia como hechos probados, el pasado día 18 de mayo, sobre las cinco y media de la tarde, los agentes de la Policía Local que realizaban un dispositivo de control en la calle Nuestra Señora de la Cabeza, dieron la señal de alto a A. A. M. B., que conducía, sin permiso de conducción, un vehículo Mitsubishi, con matrícula 4266BZJ. El conductor hizo caso omiso a la indicación, acelerando el vehículo y embistiendo a los tres agentes policiales que tuvieron que arrojarse a la mediana para evitar ser atropellados.
Al darse a la fuga, los agentes emprendieron una persecución a gran velocidad por la rotonda Sur, obligando al resto de los vehículos a salirse de la calzada y llegando casi a volcar con su propio vehículo. La persecución prosiguió por la Rambla de las Brujas, donde un ciclomotor que circulaba en el mismo sentido tuvo que frenar y apartarse para evitar ser atropellado. Tras volver a caso omiso de la indicación de pararse e intentar embestir de nuevo a uno de los agentes, logró ser detenido en la gasolinera de la carretera de La Celulosa. En el curso de la persecución, una motocicleta policial cayó al suelo, lo que provocó diversos daños que aún no han sido tasados.
El segundo caso tuvo lugar en Torrenueva durante el mediodía del pasado domingo, cuando J. M. G. G., que se encontraba al frente de un puesto de venta ambulante de naranjas en la carretera de Almería, fue invitado por los agentes de la Policía Local para que se identificara y les facilitara la factura de compra de la mercancía ante la dudosa procedencia de la misma. Al ser invitado a acompañarles a las dependencias policiales de Motril y subirse a su vehículo (una furgoneta Ford Transit), el imputado emprendió una veloz huida por la N-340 en dirección a Almería, que obligó a la Policía a emprender su persecución.
"En su alocado proceder y a una velocidad excesiva" –según reza la sentencia-, el imputado comenzó a realizar adelantamientos temerarios obligando a los vehículos que circulaban en sentido contrario a salirse de su carril para evitar el impacto. Posteriormente, condujo en dirección contraria por las calles Golondrina, Paseo de la Playa, Calle Fernán González y Calle Real, todas ellas muy concurridas en las que puso en concreto peligro la vida e integridad física de conductores y peatones.
La sentencia considera probado que, al cortarle el paso en la calle Gondolo varias unidades policiales, el imputado dirigió su vehículo a gran velocidad contra un coche patrulla, impactando contra él de manera violenta. El ahora condenado se resistió en todo momento a la detención y comenzó forcejear y a proferir insultos y amenazas de muerte ("Os tengo que ver en el cementerio" y "os tengo que meter un cuchillo en la barriga y sacaros el hígado") contra los policías. En el momento de su detención, se le intervino igualmente una bolsita de marihuana de 4,4 gramos de peso para su consumo. En este suceso, tres agentes sufrieron traumatismos diversos que requirieron asistencia médica y dos vehículos policiales resultaron con numerosos daños.
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