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El alcalde de Pisco agradece a la ciudad de Motril la solidaridad mostrada tras la catástrofe del terremoto

El alcalde de Pisco agradece a la ciudad de Motril la solidaridad mostrada tras la catástrofe del terremoto

El alcalde de Motril, Carlos Rojas, ha recibido una carta de su homólogo de la ciudad peruana de Pisco, Juan Mendoza Uribe, en la que expresa su agradecimiento por el cariño y solidaridad mostrados por la ciudad motrileña a través de la campaña de recaudación organizada por el Consistorio durante el pasado verano.

En la carta, Mendoza Uribe expresa su gratitud a Motril, en nombre de todos los habitantes de Pisco, al tiempo que asegura que es reconfortante saber que siguen contando con el apoyo de los vecinos. “Dios sabrá recompensarles a cada uno de vuestros ciudadanos” – y continúa- “ser el alcalde de una ciudad devastada por la furia de la naturaleza me hace tener muchos temores, pero es indescriptible la cadena de solidaridad formada en torno a mi provincia. Sin ustedes, sin los cooperantes de todo el mundo, sin los brigadistas llegados de los países más lejanos, esto sería intolerable”.

Asimismo, traslada a Carlos Rojas las condiciones infrahumanas que está padeciendo su ciudad. “Son más de 15.000 familias viviendo en una situación lamentable y, a pesar de que el Gobierno hace lo posible, nada es suficiente en medio de esta desgracia que cada día demuele más viviendas y que supongo que no terminará en aproximadamente en 45 días” –lamenta Mendoza Uribe.

“Necesitamos casi 10.000 módulos de madera y sólo tengo 3.250 recolectados, son de un costo de 1,900 soles (unos 472 euros), incluido piso y conexiones eléctricas, con un total de 15 mts2. Servirán como vivienda transitoria hasta que empiece la reconstrucción de casas de material noble, pues entenderán que la vida en carpas ha cumplido su ciclo”-añade en su carta el alcalde de Pisco.

“Podría hacer un listado inmenso, pero la voluntad de ustedes es un regalo de Dios –señala- pronto vendrá la Navidad y mi preocupación es poder brindar a los niños un chocolate y su regalito, es la ilusión de ellos, a pesar de que esta Navidad será como ninguna otra. Escribir estas líneas me ha servido de mucho, necesitaba compartir con alguien mis preocupaciones, mis ideas, mis frustraciones de no poder hacer más de lo que quiero hacer en una municipalidad muy pobre y de recursos muy limitados”.

La carta finaliza con un conmovedor “saludos y cariño desde Pisco, una ciudad destruida pero que tiene fe y esperanza en volver a renacer.

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