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Jornadas sobre Derechos Humanos en la UNED de Motril

Jornadas sobre Derechos Humanos en la UNED de Motril

El compromiso con los derechos de las personas que migran ha sido la seña de identidad de las “Jornadas Derechos Humanos e Inmigración” que tienen a la UNED de Motril como punto de encuentro. Con estas jornadas se ha pretendido crear un espacio de debate en el que la centralidad del mismo sean los derechos inherentes a la dignidad como persona que tiene cada inmigrante, es decir; que en este entramado complejo de las migraciones la cultura de la frontera y la exclusión no triunfen sobre la cultura de los derechos humanos.

En los debates surgió la necesidad de asumir ese compromiso a través de la publicación de un manifiesto. Esto se llevo a efecto en la Jornadas de 2007, y se participó en la elaboración de un manifiesto por parte de coordinadores, ponentes y asistentes, cada uno aportando su visión particular relacionada con sus experiencias personales y laborales. Los jornalistas piensan que el contenido del manifiesto sigue vigente, incluso se constata que la situación se ha agravado con las nuevas condiciones económicas.

MANIFIESTO DE MOTRIL SOBRE DERECHOS HUMANOS E INMIGRACIÓN 

1. Las migraciones están cambiando la faz de la tierra. Pero la mayoría de las gentes no migra por placer, sino impulsados por el hambre,  por el abandono del mundo rural, la destrucción de su medio ambiente, las guerras y los conflictos sociales y religiosos. Dentro del colectivo inmigrante, son especialmente vulnerables los menores y las mujeres. 

2. El fenómeno migratorio no es, por tanto, algo que nazca en el Sur. Bien al contrario, es un problema estructural del sistema de economía globalizada que padecemos; una consecuencia directa de los modelos de mal desarrollo, de la explotación y la injusta distribución de los recursos; impulsado por quienes detentan el poder económico y financiero a nivel transnacional. 

3. Queríamos mano de obra y llegaron personas. Cada persona es ciudadana del mundo, independientemente del lugar en que nazca. Cada inmigrante es, ante todo, sujeto de derechos, de todos los derechos humanos, entre ellos el derecho a una vida digna. 

4. Entre los derechos de las personas está el de desplazarse y emigrar, pero también, de forma inalienable, el derecho a un trabajo, salud, vivienda y educación en el lugar donde cada una ha nacido, es decir, el derecho previo a no emigrar. 

5. El inmigrante no es un objeto pasivo de la historia, sino un sujeto que está construyendo su propia historia al calor de las circunstancias sociales, económicas y políticas en las que vive. Estas circunstancias, en el momento presente y a escala global, permiten la libre circulación del capital pero no de las personas. 

6. El papel de los barrios y de las Administraciones locales y autonómicas ante los inmigrantes es decisivo pero, en mucho casos, actúan de manera distinta ante los inmigrantes procedentes de países ricos y ante los que llegan  de contextos pobres. Es preciso corregir estos comportamientos, estimulando las políticas de integración y de promoción social y humana, en aras de la equidad. 

7. El tratamiento informativo y los discursos políticos sobre la inmigración tienen una gran influencia en la opinión pública. Es necesario abandonar los discursos del miedo, pero también las visiones puramente utilitaristas, que sólo ven en los inmigrantes fuerza de trabajo. 

8. Las instituciones educativas juegan un papel fundamental en la construcción de un imaginario colectivo basado en valores como la solidaridad, la riqueza de la diversidad y el respeto a lo diferente. Es tarea de todas ellas contribuir a la construcción de una ciudadanía basada en los derechos humanos y en el reconocimiento del otro como sujeto de tales derechos en su integridad. 

9. Tanto los medios de comunicación como las instituciones educativas tienen el desafío de contribuir a la difusión de un discurso positivo sobre las migraciones que, sin manipulaciones ni miedos, dé cuenta de todos los sufrimientos que los emigrantes padecen y también de los beneficios que aportan a los países de acogida. 

10. Es urgente y necesario, ética y socialmente, que las gentes del Norte vivamos más simplemente para que otros (el Sur) simplemente puedan vivir. El Norte es responsable de una enorme huella ecológica y social sobre el Sur, al consumir sus recursos naturales y explotar a sus gentes en tanto que trabajadores. Sólo cambios significativos en las conductas del Norte permitirán liberar recursos para un Sur empobrecido. 

11. Colaborar en la reivindicación de los derechos de los inmigrantes supone cuestionarnos, paralelamente, la noción al uso de “ciudadanía”, para trabajar en la perspectiva de una ciudadanía global, inclusiva, de residencia, intercultural y transnacional.

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