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"Diego María de Burgos" ( 1ª parte) por Manuel Domínguez García

"Diego María de Burgos" ( 1ª parte) por Manuel Domínguez García

Vista de Motril

En la historia de todos los pueblos y países del mundo, siempre han existido figuras políticas que han sabido mantenerse de una u otra manera, encumbrados en el poder sin preocuparse demasiado por el sistema político imperante que tenían que defender o que representar en cada momento de su labor como cargos públicos.

En la historia local motrileña, también, y para no ser menos, tenemos varios ejemplos de esa versatilidad, de ese camaleonismo político practicado por las clases dominantes en el poder y que ocultaban, mas o menos veladamente, un cierto instinto de conservación de sus propios privilegios.

De todos los políticos locales presentes y pasados que nos pueden servir de ejemplo, hemos centrado el tema de este articulo en el que, en nuestra opinión, mejor resume, estas características citadas anteriormente, lo que no implica que en sus diversas etapas de gobierno de Motril, no realizase una magnifica labor en pro de la ciudad y sus habitantes sin importarle demasiado el color del régimen imperante: Diego María de Burgos y Olmo.

Diego María, a juzgar por algunos de sus escritos que conocemos, era un hombre muy culto. Posiblemente estudió Leyes en la Universidad de Granada si hacemos caso a algunas referencias que indirectamente así parecen afirmarlo.

Lo cierto es que lo encontramos en Motril en los primeros años del siglo XIX dedicado fundamentalmente a los negocios de su familia.

La familia Burgos era en esta época seguramente las más rica e influyente de la  localidad. Su padre Diego Antonio de Burgos, importante terrateniente, había llegado a acumular una considerable fortuna gracias al algodón y a su comercio y su hermano Francisco Javier, que después sería el primer ministro de Fomento de la historia de España, era propietario de la única fábrica de azúcar que por esta fechas iniciales de la centuria aun molía caña en Motril.

La Guerra de la Independencia 

Las primeras noticias de sus actuaciones políticas las tenemos en junio de 1808, cuando, aunque parece que no muy decididamente, se pone al servicio de la Junta de Gobierno creada en esta ciudad costera al comienzo de la Guerra de la Independencia, integrándose en la compañía de Milicias Cívicas que había sido formada por su hermano Francisco Javier para la defensa de Motril ante un posible ataque o invasión de los franceses.

Así entre los nombres familiares y su grado de subteniente de la Compañía Cívica transcurren 1808 y 1809 sin que su figura resalte en ningún aspecto de la vida política local.

Cuando las tropas franceses llegan finalmente a Motril al mando del general Tracy el 16 de febrero de 1810, la familia Burgos, al igual que casi todas las familias de la oligarquía motrileña y el gobernador de la ciudad, teniente coronel Duncar, los reciben amistosamente; aunque ningún Burgos formó parte de la comisión que al poco tiempo se dirigió al encuentro de José Bonaparte para rendirle obediencia y fidelidad.       Así lo afirma el mismo Diego María en la información de su proceso como afrancesado. Cuando a merced de los decretos de José I, se forma en abril de 1810 un nuevo Ayuntamiento afrancesado, en el figurarían como munícipes primero su padre y posteriormente Diego María. Unos meses después, finales de 1810, se le nombra capitán de una de las recién creadas Compañías Urbanas, aunque como también se cita en uno de los informes de Ayuntamiento de 1819 sobre su conducta política, Diego jamás hizo armas contra los españoles.

Su actuación política entre 1810 y 1811 fue más bien discreta, permaneciendo en un segundo plano por lo que se refiere a la actuación de su padre, Diego Antonio, como corregidor, figura que acaparó, junto a comisario de policía afrancesado Antonio de Rivas, toda la atención de estos años.

En enero de 1812 fue elegido por votación popular Diputado del Común; cargo que compartió con José de Ariza, siendo el nuevo corregidor el citado Antonio de Rivas, que al ser cesado por la Prefectura de Granada y procediéndose a una nueva elección, resultó elegido para el cargo de corregidor Diego María de Burgos, que tomó posesión de su cargo en el Ayuntamiento de Motril a fines de febrero de 1812.

Durante su breve mandato municipal consiguió, posiblemente gracias a la influencia de su hermano Francisco Javier a la sazón subprefecto de Almería, que fuese relevado de Motril el batallón polaco número 43 de guarnición en esta plaza y que se hizo tristemente famoso por sus saqueos en la población y en la vega.

Diego María continuó cobrando al pueblo de Motril las contribuciones impuestas por los franceses, aunque trató y en algunos momentos consiguió que rebajasen la cuota total impuesta.

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