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"Tierra firme" por Manuel Alcantara

"Tierra firme" por Manuel Alcantara

elcorreo.com.- Mientras los políticos de carné, que no es que sean buenos, pero son los únicos que tenemos, se esfuerzan por llevar su barco a buen puerto, el mar se ha tragado a 22 subsaharianos que querían llegar a las costas de Granada. Se habla mucho menos de ellos que de la trifulca electoral: los mítines tienen siempre más testigos que los naufragios.

Muchas personas no se fatigan de ser engañadas. Se conoce que el presupuesto de la esperanza es superior al de la experiencia.

Al sur de Motril, donde navegan las mejores quisquillas del mundo, también llamadas camarones, de rosa y de plata, se ha escenificado la tragedia apenas advertida por los que estamos en otras cosas. Lo que nos importa en este momento histórico son las elecciones, no que el mar indiferente elija a sus víctimas. «Lucifer de lo azul», dijo un granadino inmortal, aunque lo mataron pronto.

Me gusta recordar a García Lorca siempre, ya que era el más memorable de los poetas grandes de los tiempos últimos. Se dio cuenta de la esencia demoníaca del mar. «Cielo caído por querer ser luz». Todos tenemos nuestras obsesiones y las mías están durando demasiado.

Hay 30 supervivientes, gracias a Salvamento Marítimo y a la Guardia Civil. Algunas madres tuvieron que soltar a sus hijos de los brazos mientras intentaban ponerse a flote. Un ’Titanic’ restringido y oculto naufraga un día sí y otro también. La gente, en general, lo que quiere es comer.

Es la ideología más compartida, pero en España para lo único que hay atención es para la tabarra electoral. Nos van a aburrir incluso a los que ya estamos cansados, fastidiados, faltos de entusiasmo y al borde del tedio, que a mí, personalmente, a pesar de que no tengo muy claro el concepto de pecado, me parece el único que nadie debe permitirse mientras esté vivo, que son cuatro días.

Algunos más faltan para las elecciones y se nos van a hacer más largos que los discursos de los candidatos. Hay que llegar a tierra firme, pero la economía hace que todas sean movedizas. Debo pedir perdón por mi escepticismo casi radical, pero ya me han engañado bastantes veces.

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