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Miguel Angel Pino o el orgullo de sentirse motrileño

Miguel Angel Pino o el orgullo de sentirse motrileño

Motril sigue exportando motrileñismo con sus gentes. Es un distintivo que quién lo muestra lo hace con orgullo. Miguel Angel Muñoz Pino se identifica con su tierra porque cuanto más lejos esté de ella más le ocupa su corazón.

Es grato contemplar en las puertas del Teatro Real de Madrid o el Liceo de Barcelona el nombre de Miguel Angel Pino, como se le conoce artísticamente “suena mejor el apellido de mi madre y ya de paso le doy una gran satisfacción a ella” nos comentaba este motrileño nacido en la calle La Piqueta y de 38 años que sigue su carrera como tenor por los escenarios más importantes de España.

Estudió en el Conservatorio Superior de Música de Granada y después se marchó a la capital de España donde perfecionó su voz con el maestro catalán Joan Cavero.

 El tenor, Miguel Ángel Pino  se adentra en el terreno de las voces grandes, anchas, pero con agudos, con un registro más lírico que ligero y con todo el carácter dramático necesario para los clásicos del Verismo, Puccini o el también italiano Leoncavallo. 

En su currículo artístico destaca su actuación en el Teatro Real de Madrid en la ópera Simón Bocanegra de Verdí en la que tuvo como voz principal la de Plácido Domingo. En el mismo escenario escenificó El Holandés errante de Wagner, Jenufa de Janacek y Andrea Chenier de Giordano. De esta última guarda como anécdota su sorpresa cuando la maquilladora no se le ocurrió otra cosa que pegarle las orejas al cuero cabelludo porque decía que sobresalían demasiado. La estética le costó cierto sufrimiento a posteriori para despergalas.

Con la empresa Intermezzo actuó en el Lyceo de Barcelona en Los Maestros Cantores de Nuremberg de Wagner y Réquiem D´Vorak.

Con José Carlos Plaza como director formó parte del grupo artístico de El barbero de Sevilla” de Rossini y con el fallecido Enrique Morente las voces bulgaras gregorianas de su misa flamenca, sin olvidar su actuación en La Antología de la Zarzuela que tuvo como marco la plaza de Toros de Las Ventas de Madrid.

Ahora ha hecho una escapada y se encuentra en su Motril viendo a su familia y amigos. Será por poco tiempo, posiblemente de horas, pero el suficiente como para recargar las pilas en su tierra "que le hacen sicológicamente afinar mejor sus cuerdas vocales".

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