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"A mi amigo Cecilio Arcas" por Juan José Escribano

"A mi amigo Cecilio Arcas" por Juan José Escribano

Foto: Miguel Angel López Montero

En verdad, que dificil me resulta escribir de quien era mi gran y muy de antiguo amigo. Verdad es que mis ojos llenos de lagrimas no me dejan ver el teclado y mi mente inundada de recuerdos, que fluyen a ella uno tras otro, no es capaz de hilvanar un escrito de los llamamos formal. No me importa esto ultimo y dejaré hablar a mi corazón herido. Y todo aun no repuesto de otro desagradable recuerdo, cuatro días solo, que se esperaba pero nunca se deseaba, como la perdida de José, de José Luís Cabarrocas. ¡Vaya dos más que “palos”, “estacazos, me han dado!.

Cientos, muchos cientos de recuerdos fluyen a mi mente, todos ellos agradables y algunos anecdoticos pero sin mancha, pues no existó ninguno desagradable en mas de 60 años de convivencia. En ello no intervíne en demasía; era él , con su gran bondad y su siempre leal amistad, quien daba ocasión a ello. Bueno, también es verdad que a veces me regañaba, si bien también es cierto que su regañina que siempre comenzaba llamándome por mi nombre completo – Escúchame,  Juan José – terminaba con un abrazo, una sonrisa y un beso de cariño.

Es que han sido mas de 60 años de amistad, desde pequeños y que cuando hablábamos sobre ello, partiamos de la añeja fotografía en las terrosas Explanadas , ambos con 2 años, yo con mi abrigo y él con su jersey a rayas horizontales y su pelo a lo “afro” y encaracolado. Alli nos llevaba la “tia Maria” – Maria Arcas – como la llamábamos y la llamamos siempre, monja dominica actualmente en Venezuela y con la que mensualmente por teléfono, le contámos “cosillas” de su Motril.

Y luego seguimos, con nuestras salidas los domingos, calle Nueva arriba, calle Nueva, abajo, con nuestras procesiones de niños por las calles del barrio, hasta terminar con muy temprana edad y a la vez con 6 locos mas, rescatando del desaparecer a la Semana Santa motrileña y a la de siempre nuestra Cofradia, cuyos Titulares el Nazareno y la Esperanza te tendrán desde la tarde de ayer a su lado como a su lado tiene a Fatima; Antonio; nuestro Chico; Maritere y Jose Luis. Aquí hemos quedado sin tu presencia y solos, cinco de aquellos ocho, jóvenes y casi aun chavales, locos…a los que a su mente acuden cientos de hechos y anécdotas, vividas juntos y miles de amigos y nazarenos, rotos de dolor.

No nos dio tiempo la noticia mas que a expresar la sorpresa, desagradable sorpresa y rotos, llorar como niños. Porque, puñetero – como muchas veces te decía – otra vez has hecho lo que te venia en gana, sin consultar a nadie y solo… . Solo por ahora, porque seras irrepetible en muchas actividades que desarrollastes, entre ellas y de importancia la misma Cabalgata de Reyes pero sobre todo una Semana Santa, que tan endeudada contigo ya está, no hemos reaccionado mas que en enviarte algo que te acompañe porque te gusta  y en recuerdo, flores.

¿Sabes una cosa, Ceci…? Me enorgullece haber sido siempre y desde no teniendo aun uso de razón, tu viejo amigo. No me digas, chascando los dedos y tocando tu oreja,  tu decir de que… ¡ya esta bien, Juan José!. Lloro porque me da la gana y quiero. Enfádate, pero luego termina esta pequeña discusión, como siempre lo hicistes…mandame un abrazo y un beso. 

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