El coordinador del informe de Fomento alude a la "mala suerte" en el accidente de la A-7
El coordinador del informe que elaboró el Ministerio de Fomento tras el accidente del viaducto en el tramo La Herradura-Taramay de la A-7 que se produjo el 7 de noviembre de 2005 ha aludido este lunes a la "mala suerte" para explicar las posibles causas del desplome de la cimbra que sostenía la estructura y ha señalado además que el colapso "no era previsible", según han informado a Europa Press fuentes del caso.
En la línea de lo que ya han declarado anteriormente otros peritos judiciales, el experto, catedrático en Estructuras y Puentes Metálicos, ha descartado en el Juzgado de lo Penal 1 de Motril (Granada), que ha celebrado la sexta sesión del juicio por el accidente, que la avería eléctrica o la velocidad del viento fueran la causas del colapso y ha considerado que el fallo se produjo en las uniones soldadas.
Según ha dicho, las soldaduras sólo pueden revisarse antes del montaje y, una vez ya montadas, los posibles defectos pueden detectarse de manera visual. Sin embargo, ha puesto como ejemplos los pilares de un edificio o la camilla de un hospital, que no siempre se están revisando para localizar posibles grietas o problemas, aunque los tengan. "Hay cosas que pasan en la vida por agotamiento de los materiales o por antigüedad", ha indicado en la Sala de Vistas número 3 del Palacio de Justicia motrileño.
Asimismo, ha puesto el énfasis en que antes del siniestro no existía normativa específica sobre el uso de las cimbras en la construcción de puentes, y ha recordado que Fomento elaboró una nueva normativa tras el desplome, que costó la vida a seis obreros, que incluía la necesidad de usar tornillos pretensados o la presencia de un ingeniero en la obra, entre otros aspectos. Para ello, ha apuntado, visitó por encargo del Ministerio hasta 80 estructuras similares a la que se colapsó.
Además, ha señalado que entre los acusados, once en total, se encuentran las personas que hasta entonces eran de las que más sabían con respecto al uso de las cimbras, y se ha referido concretamente a los capataces, que durante la Comisión de Investigación que abrió Fomento dieron muestras de sus claros conocimientos sobre la utilización de esas estructuras. Por eso, ha dicho, los primeros interesados en que la cimbra estuviera en condiciones adecuadas eran ellos, porque de lo contrario no se habrían subido a ella para trabajar. En ese sentido, ha aludido a que en este caso hubo mucho de "mala suerte" ya que el colapso no era "previsible".
Con este experto, este lunes ha ofrecido su testimonio otro de los peritos del Instituto Torroja de Ciencias de la Construcción del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha ratificado el informe que en su día redactó junto a otros técnicos, en el que se ponía de manifiesto que, por descarte, la posible causa del colapso fue el aflojamiento de los tornillos de la cimbra o la rotura de soldaduras.
Según su opinión, no puede concretarse con seguridad si el aflojamiento de los tornillos se produjo antes que la rotura de las soldaduras o viceversa, o si el segundo fallo fue consecuencia del primero. En cualquier caso ha sostenido que si los tornillos o las soldaduras hubieran estado en buenas condiciones el colapso no se habría producido. También ha indicado que la estructura era "fiable" y que con todas las pruebas a las que se le sometió las posibilidades de desplome eran inferiores, aunque finalmente se produjera.
Los testimonios de los dos peritos se han demorado este lunes más de lo previsto porque se han tenido que repetir puesto que no se habían grabado a consecuencia de un problema informático.
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