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"Lo que no hay en la Reforma Financiera" por Alfonso Fernández

"Lo que no hay en la Reforma Financiera" por Alfonso Fernández

Alguien, tímidamente,  le ha metido el dedo en el ojo a la Banca y la tertulia aplaude. Por fin un gobierno elabora una ley que le para los pies a los Bancos. Pero esa ley hay que desarrollarla, y ya tenemos más que  asumido aquello de que "del dicho al hecho .....". Aún así es algo coherente aplicar por principio que si hay dinero público, hay que responder públicamente, aunque sólo sea una vez en un país que vive pidiendo responsabilidades las veinticuatro horas al día, y nadie responde de nada. Salvo los de siempre. 

Y esos, los de siempre, no están por ningún lado en esta reforma financiera. Los clientes, los ciudadanos de a pié, los usuarios de servicios financieros como son llamados legalmente, o simples cuentas de resultados para las entidades financieras. Contrasta la subreptícia instauración del moderno "derecho de pernada financiero" en España, con la decisión de la Comisión de Justicia de Estados Unidos de sancionar con más de diecinueve mil quinientos millones de euros a varias entidades financieras por "prácticas hipotecarias irresponsables y abusivas". Un auténtico "puro" que según el Fiscal General del Estado busca "corregir los errores que condujeron al colapso del mercado de la vivienda y a la crisis financiera".
Es evidente la diferencia, porque en España rien de rien. Nadie ha dicho nada,y las asociaciones de consumidores a lo suyo. En ese choque entre la realidad y el mundo virtual (ficticio) financiero, donde al ciudadano se le pide un imposible como es el afrontar con sus eurillos las mil millonadas de euros donde los ejecutivos bancarios y políticos ineptos incluidos nos han metido; en España, la banca no es responsable y puede, por tanto masacrar al ciudadano endureciendo todo ese elenco de comisiones (palabra maldita para los ricos) del que disponen, pasándose por el forro todo eso de "las buenas prácticas bancarias" a las que tanto alude el Banco de España. Y en eso consiste la verdadera instauración del moderno "derecho de pernada financiero": a un pensionista Banesto le puede cobrar 70 E de comisión de mantenimiento; te pueden colocar participaciones preferentes como plazo fijo; te pueden devolver un recibo para cobrarse una comisión de 18 E por descubierto generado por 0,89 E, etc, etc. Problemas reales y abusos con mayúsculas de los que nadie se ocupa. 
 
Por contraposición a lo que sucede en el país mencionado donde institucionalmente existe un Defensor del Consumidor, aquí, contaminados por la falsedad de idealizar lo divino del asociacionismo (que termina siempre amigo del poderoso), el ciudadano en singular lo tiene crudísimo para defenderse. Realmente, solo hay dos formas: El Servicio de Reclamaciones del Banco de España y Los Tribunales de Justicia.
 
Lo del Banco de España es sencillamente una tomadura de pelo (y D. Julio lo sabe). Y en cuanto a los Tribunales de Justicia, su lentitud y la nula especialización sobre el mundo financiero, juegan contínuamente en contra del "lado más débil de la contratación". Para que lo tengan más claro: a los poderosos les sale muy barato responder de sus tropelías, y así es como se desprestigia la democracia.  Es cuestión de mentalidades y de que las Instituciones funcionen velando por el ciudadano, así de simple.
 
En el reino de las hipotecas ejecutadas, entra ahora de lleno el debate sobre la dación en pago. Y el debate de fondo, del que nadie se ocupa, no es ni más ni menos que el de la consideración y regulación de "las segundas oportunidades". Si una persona debe es moroso, y lo es de por vida. Si uno es alcohólico, lo es de por vida; si una persona es ......, será convenientemente señalado así para los restos, incluso después. ¿ O creen Uds. que en España un alcohólico rehabilitado podría llegar a ser Presidente del país (G Busch)? ¿ O alguien que se ha arruinado, no tiene derecho a volver a intentarlo sin estar estigmatizado? Nada que ver con lo que nos llega desde otros paises´. Tenemos lo que nos merecemos, ni más ni menos.

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