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II Zambomba Flamenca en Motril

 Kiko Rodríguez.- Un año más la Asociación Dirveripen, conjuntamente con la Concejalía de Igualdad, han hecho que la entrada del invierno, en esta pasada noche del jueves, fuera totalmente distinta a otros años. A pesar de los tiempos que corren, unas 250 personas abarrotaban el “patio de la carne” del señero Mercado Municipal motrileño, en el que hubo que habilitar también la primera planta. En torno a las nueve de la noche, una emocionada Rosario Maya e Inmaculada Torres daban la bienvenida y presentaban el acto ante el respetable. La noche entre “sonantas” y panderetas la comenzaba el Coro Rociero “Al Compás del Camino”, con un amplio y nutrido repertorio de villancicos rocieros; momentos más tarde fue la familia Ferrer la que continuara caldeando la noche. Pero el reloj se detuvo cuado los duendes de los viejos y rancios villancicos aparecieron; fue el coro de la familia Maldonado-Santiago, con todos sus “churumbeles”, los que salieron a escena. Los “pata negra” del flamenco motrileño pusieron en verdadera ebullición la noche. El “metal” inconfundible de José Maldonado daba el sabor más añejo a esos cantes que antaño se escuchaban alrededor de los braseros en aquellas casas de vecinos y calles motrileñas.

  Actos como este se deben seguir fomentando, como hasta ahora se ha estado haciendo, si bien con un poco más de mimo y dándole la importancia y seriedad que se merece. Al igual que el año pasado, un pésimo montaje de sonido y un escenario montado “a contraluz” dieron lugar a que se tenga que esperar otro año para poner este espectáculo, de verdadero lujo, a la altura de los que se celebran en cualquier provincia andaluza. El personal político también podrían arropar algo más, quedándose en el acto hasta el final. En ese sentido los únicos presentes durante toda la noche fueron Inmaculada Torres y el Coordinador de Turismo, Ignacio Pérez. A pesar de estas “minuencias” la noche fue un verdadero lujo.


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