EL PARO EN GRANADA ALCANZA EL 37,4%, AGRAVANDO UNA CRISIS QUE AÚN NO HA TOCADO FONDO por Angel Ortega (Convergencia Andaluza)
Granada sigue hundiéndose; la crisis (en realidad una profunda depresión) no ha tocado fondo en la provincia. El desempleo y la destrucción de empleo prosiguen, según los datos de la Encuesta del Población Activa que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística, referidos al segundo trimestre de 2013, confirmados por los facilitados por el Servicio Andaluz de Empleo referidos a julio, que arrojan, a pesar de la contratación de la temporada veraniega, el peor dato en cuanto al número de parados registrados en dicho mes, en toda la serie histórica.
Se ha superado el anterior récord, de diciembre de 2012, para alcanzar la tasa del 37,4 % de la población activa. Hay en Granada, según la EPA, 161.900 parados, mientras que los ocupados se cifran en 271.000. Es la tercera provincia española con la tasa de paro más elevada. Un negativo privilegio en el que sólo nos supera Jaén (40,5%) y Cádiz (39,7%). Un abismo si tenemos en cuenta que la media española (que tanto engorda Andalucía), está en el 26,2%. Y si comparamos con la EPA del mismo trimestre de 2012, constatamos que el número de parados ha aumentado en 2.900 personas y lo que es más negativo, se ha llevado por delante 5.700 empleados, ya que hace un año había 276.700 ocupados en la provincia.
Aumento del paro y destrucción de empleo que fue especialmente terrible a partir del 2011. Qué lejos quedan los datos de la EPA del segundo trimestre de ese año, con una tasa de paro del 29,3%, cuando se contabilizaban 124.400 granadinos sin trabajo. En los dos últimos años de la crisis, ha crecido el desempleo en Granada más del 30%. Y ello se ha debido a distintos factores, entre los que debemos destacar la destrucción de empresas. Según el último Anuario Económico de La Caixa, la crisis se ha llevado por delante en Granada el 13,4 % de las industrias, el 30,1% de los establecimientos comerciales minoristas, el 18,6% de los mayoristas y el 23,4% de los establecimientos de restauración y bares (con datos referidos entre 2007 y 2012).
Todo esto se ha traducido en una importante pérdida de poder adquisitivo de los granadinos, lo que está lastrando el consumo interno. La consecuencia más evidente es la caída de la renta disponible per cápita en los hogares granadinos. En vez de crecer, estamos asistiendo a un descenso en los tres últimos años publicados. Según el INE, en 2008 la renta per cápita de cada granadino era de 12.559 euros (cifrado en el 81% de la media española), para descender a 12.303 en 2009 (-2% y el 79,5% de la media estatal) y caer a 11.814 euros en 2010 (el 79% de la española, y un 4% menos).
Un negro panorama que nos intentar enmascarar algunos responsables políticos con los resultados de la exportación y el turismo. Son positivos, es cierto, pero raquíticos para compensar lo anterior. De hecho, las exportaciones en Granada han crecido un 3% en el primer trimestre de este año y un 7% en el segundo; pero parten de unos datos muy bajos, ya que solo significan algo más del 3% del total de las exportaciones andaluzas. Y el turismo, aunque estamos en un año de gran afluencia por las crisis políticas de otros países, y unos datos en general positivos, la falta del mercado interior no llega a restañar unas heridas profundas en las estructuras comerciales granadinas.
Nos enfrentamos, en el fondo, a graves problemas estructurales. Unos males de la economía granadina que vienen agudizados por la carencia de necesarias infraestructuras, tanto de comunicación como hidráulicas y energéticas, agravadas por la falta de importantes proyectos en investigación e I+D. Nuestra provincia ha llegado tarde al desarrollo de las autovías (el espectáculo más bochornoso para la clase política granadina y su sociedad civil es el despropósito de la A-7 en la Costa). Los distintos gobiernos que se han sucedido del PSOE y del PP, tanto en Madrid como en Sevilla, nos han escamoteado las inversiones que hubieran posibilitado un despegue económico. Son numerosos los ejemplos que jalonan la provincia: la segunda circunvalación, las conexiones ferroviarias (de alta velocidad, con Motril o el corredor litoral), o infraestructuras hidráulicas, especialmente en la Costa Tropical, donde las inexistentes canalizaciones de riego de Rules son paradigmáticas, pero no las únicas.
En paralelo, desde las administraciones se han puesto demasiadas zancadillas a proyectos de dinamización económica. Por mencionar alguno, baste recordar el paralizado proyecto de hotel de siete estrellas en Almuñécar, una importante inversión que generaría más de medio millar de empleos y que ha sido paralizado por la actuación conjunta de la Junta de Andalucía, más el gobierno de la Sra. Herrera (PP) e IU al alimón. Fruto de la incompetencia y carencias de nuestra clase política, apenas reivindicativa cuando no lamentablemente adocenada.
Necesitamos urgentemente empresas para fortalecer nuestro deprimido tejido productivo. Condición imprescindible es que la clase política granadina debe de jugar a la contra, debe empezar a tener altura de miras, porque, si no se pone remedio a la grave situación en que vivimos, pueden darse fenómenos de explosión social. La fractura social que se ha generado es un polvorín que puede estallar en cualquier momento. Debemos encontrar la forma de generar actividad económica y crear las condiciones que permitan crear empleo, especialmente para los jóvenes. Una generación casi perdida que necesita creer que hay un futuro para ellos en nuestra provincia; que vea alternativa a lo que ahora se les ofrece: la puerta de la emigración. Como tuvieron que hacer, no hace demasiados años, sus abuelos.
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