"Ataques injustificados al presidente de los hoteleros de Almuñécar" por Fermín Tejero (IU)

Las declaraciones de Benavides ante las palabras del presidente de la Asociación de Hoteleros muestran el estilo auténtico del dictador que ha gobernado este municipio acostumbrado a que nadie le lleve la contraria. Un ataque de rabia de Benavides al enfado enorme que le causa el hecho de que haya asociaciones que no están controladas por él. No se da cuenta de que los tiempos han cambiado y de que hoy, sin su poder de coacción, ya hay muchos ciudadanos que se atreven a decir lo que piensan, y lo dicen libremente.

 IU respeta y valora en sus justos términos las declaraciones de Rafael Lamelas, que no hace sino señalar un problema que ya ha sido puesto de manifiesto por cualificados representantes del sector hotelero. Ya sé, afirma Fermín Tejero, que al señor Benavides no le preocupan estos problemas porque su única ocupación y preocupación es la de acabar con aquellas personas que, desde el ámbito político o social, nos estamos oponiendo desde hace tiempo a un estilo de hacer política que consideramos lamentable y peligroso para la hacienda municipal y para la propia convivencia. Sólo un sujeto ruin puede decir en una rueda de prensa que le extraña que no me hayan corrido a gorrazos.

Consideramos de interesado el protagonismo dado por Benavides al presidente de los hoteleros sexitanos, al Delegado Provincial de de Turismo o al responsable de Comunicación de IU en Almuñécar. Como bien sabe Benavides, que debe tener la lectura de la prensa entre las tareas por las que cobra un sueldo del ayuntamiento, la propuesta de limitar el crecimiento hotelero para permitir la supervivencia del sector no vino de ningún partido sino que partió de los máximos responsables de las empresas hoteleras.

La prensa granadina se hacía eco el 8 de abril de una rueda de prensa en la que intervinieron  los máximos representantes de las empresas relacionadas con el  turismo en la provincia: Gerardo Castilla, presidente de la Asociación Provincial de Hospedaje; Trinitario Betoret, presidente de la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, y Juan Luis Álvarez, presidente de la Asociación de Restaurantes, Cafés y Bares. Los máximos responsables del sector pedían a la Junta y al ayuntamiento de Granada que se pusiera límite a la creación de nuevas plazas hoteleras:

La propuesta la planteó con total claridad el señor Gerardo Castilla, nada sospechoso de connivencia con Izquierda Unida: ‘En Granada no cabe ni un hotel más. Sobran casi la mitad de los hoteles. Es necesaria una moratoria en la construcción de plazas hoteleras. Lo que tenemos que hacer es rentabilizar las que tenemos, no abrir más plazas hoteleras’.

El Presidente de la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, Trinitario Betoret, hacía la misma reflexión y señalaba la inconveniencia de construir nuevos hoteles cuando muchos de los que hay no son rentables.

La respuesta de Manuel Morales, Delegado de Turismo, fue rotunda: la Junta no puede limitar la planta hotelera ya que el crecimiento de los municipios depende de los ayuntamientos. La Junta se limita a constatar si un proyecto se adapta a la normativa y le otorga una categoría en función de sus características.

IU sí respeta la opinión de los responsables del sector. La respetamos cuando coincide con la nuestra y cuando no. En este caso, las reflexiones de Lamelas nos parecen sensatas.

En cualquier caso si hay personas que quieren arriesgar su dinero en construir hoteles, que lo hagan. Lo que no es de recibo es que pretendan hacer esas instalaciones con el dinero público cuando tenemos problemas para mantener la sanidad o la educación. Los promotores privados deberían saber que los negocios privados se han de financiar con dinero privado y no con dinero del contribuyente. Si esta máxima se hubiera aplicado a rajatabla, no existiría buena parte de la deuda de las administraciones y de las entidades financieras. En este país, concluye Tejero, estamos acostumbrados a que los negocios se hagan a costa de nuestro dinero, y eso se tiene que acabar.