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GALLARDÍA Y MEDALLAS por Jesús María Cascón Murillo

GALLARDÍA Y MEDALLAS por Jesús María Cascón Murillo

Mientras España entera celebra la dimisión de un ministro (inaudito), los socialistas se preparan para recibir condecoraciones sin mérito. Por un lado hemos ganado, por el otro seguimos perdiendo. Y mucho

Si Gallardón dimite, malo. Si se queda, peor. Si la ley del aborto no sale adelante, horror. Si se aplica, una monstruosidad. Firmado: PSOE. Así de claro se define un partido que, definitivamente, ha arrojado la toalla frente a la realidad, se ha separado descaradamente de los ciudadanos y no acepta nada que no sea ponerse medallas, medrar para salir en la foto y atribuirse descalabros ajenos como triunfos propios.

Gallardón, y sobre todo, Rajoy, metieron la pata hasta el corvejón por hacer causa común en un anteproyecto que, independientemente de su contenido, levantó a una ciudadanía a la que ya no le venden higos por melones. Eso era antes, antes de tanto sinvergüenza, chorizo y corrupto paseando alegremente por la calle. España no necesita descabalgar una ley que es buena, aunque incompleta. Y por tanto precisaba de retoques, no de meter la tijera hasta el corvejón y darle prioridad al nonato por encima de la madre.

Pero, lejos de meterme en charcos polémicos, el contenido es lo de menos. Es el gesto de reconocer que algo en lo que ha trabajado tres años no ha salido adelante, y por eso dimite. Este es el Ruiz Gallardón que muchos querían y deseaban y que desapareció el día que tomó posesión como Notario Mayor del Reino (para los iletrados: Ministro de Justicia). Ha reaparecido pero, por desgracia, para difuminarse de la política, hacer un mutis total y dejar paso a otro (u otra) que tome las riendas de la Justicia.

No olvidemos que se marcha el ministro de la reforma de la ley del aborto pero, a su vez, se marcha el impulsor del tasazo judicial, verdadero impuesto disfrazado de norma y que puso, pone y pondrá a los profesionales y a los afectados en pie de guerra. Se ha marchado un ministro con una gestión pobre, rácana, acompañada de sobresaltos y desatinos, pero se ha marchado una persona sin apego a la poltrona, honesta con sus principios y que ha entendido que sobra.

En su momento, el PSOE, IU, UPyD y la madre del cordero empujaron en la misma dirección para dinamitar este anteproyecto, como es su obligación. Pero de eso a ponerse la medalla, a decir que han triunfado las mujeres... Como lo oyen. Digo yo que las mujeres habrán triunfado por dejar la reforma en un cajón, no porque dimita el ministro. Diría más: hemos triunfado todos con la decisión de Rajoy de quitar de en medio la redacción del proyecto de ley. No iba a ninguna parte.

Como quiera que falta el fleco de las menores de edad y de la norma que impedirá que tomen decisiones de enorme calado sin tan siquiera ponerlo en conocimiento de los padres, sólo puedo concluir subrayando que el PSOE miente. No acepta otras opiniones de nadie, ellos sólo se dedican a imponer y a acallar otras opiniones, lo que menosprecia y aglutina en su constante mentira hacia la sociedad.

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