La tercera sesión de la vista oral comenzará a las 10:00 horas en la sala de jurado, habilitada ante la expectación generada por el caso, que enjuicia un tribunal profesional.
King, encarcelado desde el 21 de septiembre de 2003 y único imputado en esta causa, se enfrenta a una petición fiscal de 34 años de cárcel por los presuntos delitos de asesinato, detención ilegal y agresión sexual, además de una indemnización de 300.000 euros, mientras que la acusación particular solicita que se le imponga una pena de 44 años por los mismos delitos y otro de lesiones.
Nada más comenzar el juicio, el acusado proclamó a gritos su inocencia ante los medios de comunicación y se negó a responder a preguntas del fiscal y de la acusación particular.
En su testimonio implicó a Dolores Vázquez y a su compatriota Robert Graham en las muertes de las jóvenes de las localidades malagueñas de Coín, Sonia Carabantes, y de Mijas, Rocío Wanninkhof, así como en la desaparición de María Teresa Fernández en Motril (Granada).
En el juicio, King ofreció una versión distinta de las anteriores, lo que justificó en que cuando confesó fue 'torturado en todo momento'.
El procesado afirmó que la noche de la muerte de Sonia, el 14 de agosto de 2003, consumió gran cantidad de bebidas alcohólicas, parte de ellas en la feria de Coín, y que cuando cogió su vehículo dio marcha atrás, golpeó algo 'fuertemente' y al salir vio a Sonia en el suelo y que había 'un charco de sangre delante de su cara'.
King aseguró que después recibió un par de golpes y que sólo recuerda haber estado en el asiento trasero de su vehículo junto a Sonia, y posteriormente que apareció en un paraje con rocas, del que se marchó a casa, si bien en el trayecto reconoció que arrojó el pantalón de la joven porque quería que la encontraran.
También compareció su compañera sentimental en esas fechas, María Luisa Gallego, quien afirmó que King llegó a casa sobre las 8.30 horas con 'toda la cara destrozada', heridas en la mano y piernas, y que le dijo que había tenido un accidente de circulación, pero no que había estado en Coín.
Durante la segunda sesión del juicio, la empleada de un lavadero de coches de Mijas (Málaga) identificó al imputado como la persona que le llevó un vehículo con múltiples manchas rojas en la tapicería en agosto de 2003, que éste dijo que eran de tinta.
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