La familia del gallego herido "todavía está dando gracias a Dios por salvarle"
Avelino Barral, uno de los obreros que resultó herido en el desplome de un viaducto de la autovía A-7, «todavía le está dando gracias a Dios por salvarse», ya que fue el único trabajador que estaba sobre el viaducto cuando cayó con la estructura metálica y vive para contarlo.
Así lo explicó la novia de su hermano, Susana Suárez, quien junto a la mujer de Avelino, su hermano y una cuñada llegaron al Hospital Santa Ana de Motril (Granada) para verlo, procedentes de Trazo (A Coruña).
Este electricista de 25 años, casado y con tres hijos, ha contado a sus familiares que estaba en la cimbra (estructura metálica auxiliar) de 60 metros, situada entre dos pilares del viaducto sobre el río Verde a unos 70 metros de altura, cuando escuchó, con apenas unos segundos de diferencia, dos crujidos muy fuertes.
En un principio, pensó que el armazón «no iba a caer, sino que iba a girar lateralmente, por eso se agarró» y cayó al vacío hasta quedar «a unos diez metros del suelo, junto al arco del puente, lo que probablemente le salvó la vida», según Susana Suárez.
«Conservó la consciencia durante la caída y sólo la perdió unos minutos tras ella, pero la recuperó cuando lo trasladaban al hospital», comentó Suárez.
Tras trabajar durante cinco años en la empresa gallega Estructuras y Montajes de Prefabricados, especializada en este tipo de construcciones, Avelino ha contado a sus allegados que no se explica qué ocurrió para que se desprendiese la cimbra.
Según les dijo a sus allegados, se cumplían todos los requisitos de seguridad y en ese momento hacían un trabajo «teóricamente fácil, ya que lo difícil es hacer la zona de progreso, ir aumentado la longitud del puente o echar hormigón sobre la plataforma».
Un compañero de tajo avisó a sus familiares por teléfono poco después del accidente y no lograron tranquilizarse hasta que a su vez contactaron con él sobre las 22.30 horas, ya que sólo tenían datos confusos.
Susana Suárez dijo que la familia no tiene ninguna queja de la empresa, que les ha costeado los gastos de viaje y estancia hasta que den el alta al trabajador, y aseguró que tienen previsto visitar la obra para intentar comprender lo ocurrido.
Avelino Barral, al que sus allegados definen como reservado, está apenado por la muerte de seis compañeros de tajo, y se considera «muy afortunado» por una salvación casi milagrosa.
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