Absuelto el rumano acusado de un presunto delito sexual a una menor de Motril
La Audiencia Provincial ha absuelto a un joven rumano para el que el fiscal pedía 9 años de cárcel acusado de un delito de agresión sexual en grado de tentativa cometido con una menor en Motril y cuya autoría no quedó probada durante el juicio. En la sentencia, el tribunal ordena la puesta en libertad del procesado, un joven rumano de 23 años que estaba en prisión por esta causa desde mayo de 2005.
Según el fallo, el pasado 7 de mayo, sobre las 22,40 horas, dos menores, de 12 y 15 años, se encontraban en un bar situado en pleno centro de Motril, donde también estaba el acusado en compañía de otros rumanos. Todos ellos molestaron a las menores, diciéndoles improperios y haciendo ademanes de agacharse para mirarles las piernas, ante lo que las jóvenes decidieron abandonar el local.
En la calle, fueron seguidas por dos de los rumanos, uno de ellos de pelo oscuro, que alcanzaron a una de las menores, a la que tiraron al suelo, donde mientras uno la agarraba otro la tocaba y besaba. Tras lo ocurrido, un hermano de la víctima salió a buscar con su moto a los agresores hasta llegar a una calle donde vio a dos individuos conversando, uno de los cuáles -el procesado- huyó al verle, por lo que le persiguió y mantuvo un forcejeo con él.
El tribunal señala que los hechos considerados probados no pueden ser atribuidos al procesado "con el grado de seguridad que requiere toda sentencia condenatoria" porque aunque la menor reconoció al acusado durante el juicio como el individuo de pelo oscuro que tomo parte en la agresión, el proceso ofrece otros elementos de convicción que impiden otorgar al testimonio de la víctima el carácter de prueba irrefutable.
Entre los elementos que motivan las dudas del tribunal, están la versión dada por la madre de la menor sobre cómo su hijo persiguió al acusado, pues no persiguió a nadie en concreto como sostenía ella; o que ante la sala dijera que no veía a quien su hija señaló como autor de los hechos, si bien luego apostilló que el acusado era uno de los autores.
Además, la joven que acompañaba a la víctima dijo durante el juicio que "creía" que el procesado era uno de los autores pero que no podía asegurarlo rotundamente, y recordó que el agresor de pelo moreno presentaba muchas señales como "granillos", rasgo que no fue apreciado por el tribunal en el acusado
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