Ayer se arrancó la última zafra de caña de azucar
Ayer arrancó la última zafra de caña de azúcar en la Costa granadina, que pondrá fin a un cultivo milenario y a 145 años de historia de la Azucarera del Guadalfeo, la única fábrica existente en Europa, y a una industria que en su día fue pionera y que ahora afronta su próximo cierre.
Los orígenes de esta Azucarera del Guadalfeo, situada en Salobreña, se remontan a la iniciativa de un emprendedor granadino, Joaquín Agrela y Moreno, quien vio posibilidad de negocio en la instalación de unos molinos para molturar la caña de azúcar en esta zona del litoral granadino. Con la ayuda de sus hijos, a principios de 1860, logró traer de Inglaterra unos trapiches o molinos y, tras serias dificultades, la fábrica arrancó un año después, lo que a su vez también impulsó las plantaciones de caña y generó una industria que proporcionó mucho trabajo y riqueza a la comarca.
Después de un siglo
A medida que avanzaba su negocio, constituido bajo la denominación de Azucarera de Salobreña Nuestra Señora del Rosario, la familia Agrela llegó incluso a crear una casa de banca que contribuyó notablemente al desarrollo de la azucarera y de otras industrias granadinas y que permitió la emisión de unos billetes con este nombre. Más de un siglo después, la baja rentabilidad de la caña junto a otras causas como la falta de suelo para el cultivo, la caída de los precios y la nueva Organización Común de Mercado (OCM) del azúcar explican la desaparición ahora de este cultivo milenario, actualmente concentrado sólo en el litoral granadino, con unas 300 hectáreas, y en la costa malagueña, con 150 hectáreas.
El responsable actual de la Azucarera, Joaquín Martín, explicó que la previsión para la última zafra es que se molturen unas 35.000 toneladas de caña, que producirán unos tres millones de kilos de azúcar. La mayor parte de la producción se dedica a la elaboración de azúcar blanca, una pequeña parte a azúcar morena y el resto, mieles y melazas y a la producción de alcohol. Los agricultores, por su parte, recibirán subvenciones bien a través de un pago único por la desaparición del cultivo o de ayudas a la reestructuración. Martín precisó que Azucarera de Guadalfeo mantendrá su actividad, aunque «no por mucho tiempo» en el campo de la destilería, si bien han reorientado su estrategia hacia la acuicultura, un negocio totalmente distinto, en el que han invertido 1,8 millones de euros y con el que tratan de compensar los ingresos que perderán en el campo del azúcar.
Los orígenes de esta Azucarera del Guadalfeo, situada en Salobreña, se remontan a la iniciativa de un emprendedor granadino, Joaquín Agrela y Moreno, quien vio posibilidad de negocio en la instalación de unos molinos para molturar la caña de azúcar en esta zona del litoral granadino. Con la ayuda de sus hijos, a principios de 1860, logró traer de Inglaterra unos trapiches o molinos y, tras serias dificultades, la fábrica arrancó un año después, lo que a su vez también impulsó las plantaciones de caña y generó una industria que proporcionó mucho trabajo y riqueza a la comarca.
Después de un siglo
A medida que avanzaba su negocio, constituido bajo la denominación de Azucarera de Salobreña Nuestra Señora del Rosario, la familia Agrela llegó incluso a crear una casa de banca que contribuyó notablemente al desarrollo de la azucarera y de otras industrias granadinas y que permitió la emisión de unos billetes con este nombre. Más de un siglo después, la baja rentabilidad de la caña junto a otras causas como la falta de suelo para el cultivo, la caída de los precios y la nueva Organización Común de Mercado (OCM) del azúcar explican la desaparición ahora de este cultivo milenario, actualmente concentrado sólo en el litoral granadino, con unas 300 hectáreas, y en la costa malagueña, con 150 hectáreas.
El responsable actual de la Azucarera, Joaquín Martín, explicó que la previsión para la última zafra es que se molturen unas 35.000 toneladas de caña, que producirán unos tres millones de kilos de azúcar. La mayor parte de la producción se dedica a la elaboración de azúcar blanca, una pequeña parte a azúcar morena y el resto, mieles y melazas y a la producción de alcohol. Los agricultores, por su parte, recibirán subvenciones bien a través de un pago único por la desaparición del cultivo o de ayudas a la reestructuración. Martín precisó que Azucarera de Guadalfeo mantendrá su actividad, aunque «no por mucho tiempo» en el campo de la destilería, si bien han reorientado su estrategia hacia la acuicultura, un negocio totalmente distinto, en el que han invertido 1,8 millones de euros y con el que tratan de compensar los ingresos que perderán en el campo del azúcar.
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