OPINION: "Los atentados ecológicos pasan factura" por Javier Egea ( Ecologistas en Acción)
La plaga de medusas que ahora "disfrutamos" –y que será así todos los veranos- no es sino consecuencia de las actuaciones humanas en el mar.
Desde que se quiere aprovechar toda el agua de los ríos sin dejar que ni una gota "se desperdicie" en el mar, con lo cual no llega nada de agua dulce a la playa, hasta los vertidos que enviamos llenos de sustancia alimenticia, y que tanto "nos gusta" cuando nos bañamos en esa sopa, pasando por la depredación de especies marinas sin control, hacen que hoy, las medusas – con chicha para comer que les hemos echado, sin barrera de agua menos salina en la orilla al no llegar los ríos y sin predadores que se las coman porque ya nos los hemos cargado nosotros- nos chafen el verano en cuanto a baños se refiere.
Y mucho ojo con las desaladoras, que como vierten al mar un volumen de salmuera cinco veces superior al que obtienen de agua desalada, van a suponer un centro de llamada a las medusas para aquellas playas donde se sitúen al aumentar considerablemente la salinidad del agua.
Resulta incomprensible que los que deberían estar más preocupados por este tema, los que viven directamente del turismo, no trabajen porque las condiciones naturales del mar sean las óptimas para que no se den sucesos como éste. Ellos son los primeros afectados en su bolsillo.
Estas situaciones no hacen más que espantar a los visitantes, que si venían con la idea de establecerse por aquí, a la vista de cómo está el patio y lo que se prevé en próximos veranos, posiblemente cambien el destino por otro más natural y no vuelvan más.
Quizás estemos a tiempo de replantearnos esos proyectos mastodónticos de miles de viviendas nuevas y muchos más miles de futuros ciudadanos que ya se están espantando y buscando sitios más agradables.
Un medio ambiente sano y equilibrado es lo que hace sostenible una economía (agrícola, pesquera o turística) y de no actuar así, se acaba pagando muy caro
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