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Martirio actuará este viernes a las 9 de la noche en el auditorio de Salobreña

Martirio actuará este viernes a las 9 de la noche en el auditorio de Salobreña

Todo a punto. Hoy Motril @Digital dialogaba desde Madrid y por teléfono con Martirio. Ella nos hablaba de Salobreña como unos de los pueblos de Andalucía que le encanta y le llama la atención. Y lo que es más, le hace ilusión actuar en la Villa.  En más de una ocasión la ha visitado cuando pasa camino de Almería o de Málaga. Mañana viernes la tendremos cantando en el auditorio de Salobreña. Será a las 9 de la noche atendiendo a la programación elaborada por el área de Cultura. El éxito lo tiene asegurado.

Ahora Motril@Digital le ofrece una entrevista realizada por Silvia Calado. 

Algunas de sus palabras son casi una caricia. Las dice dándole importancia a cada una. La conversación con esta hermosa mujer, que está entre la Martirio diurna y la señora Maribel, da calma. Un estado al que quizás se llegue cuando se pueda celebrar un cuarto de siglo sobre los escenarios. La cantante onubense, revolucionaria de la copla, no es flamenca en el sentido estricto de la palabra, pero el flamenco la condujo al arte, la eclosión del nuevo flamenco la tuvo muy cerca y de flamenco está impregnada su música hoy más que nunca. Y es un privilegio saber, desde su punto de vista, cómo ha evolucionado el flamenco durante estos 25 años. Mientras lo cuenta, los ojos verdes se le transparentan por las gafas de sol...

Después de 25 años en los escenarios, ¿cuál es tu balance artístico?

Es un auténtico placer tener ganas de celebrar 25 años en los escenarios. Yo siempre digo que tener un sueño es de las cosas más importantes que te pueden pasar en la vida. Y nunca me podía imaginar cuando empecé que iban a pasar tantas cosas preciosas. Desde conocer a artistas que admiraba, poder cantar con ellos, ir a países donde me han recibido estupendamente, cantar en otros idiomas, haber tocado con rockeros, con flamencos, con jazzistas… Y seguir teniendo las mismas ganas, la misma vocación, la misma ilusión y conseguir seguir siendo independiente, autónoma y tener esa libertad creativa que me es imprescindible. Yo le doy absolutamente las gracias a la música porque, aunque ha habido bajones y ha habido momentos también malos, no le doy ninguna importancia al compararlos con la belleza que significan estos 25 años.

Es significativo que publiques este directo con tu primera discográfica, Nuevos Medios, que ha sido tan relevante para la evolución de la música flamenca…

Mario Pacheco es un tío espectacular, con un catálogo maravilloso que además tiene mucha capacidad de riesgo y mucho conocimiento musical. Me parece el adecuado para sacar esta efeméride. Y me parece muy romántico empezar con él, que creyó en mí y sigue creyendo en mí después de 25 años. Ha puesto todo Nuevos Medios en funcionamiento para que salga lo mejor posible. La edición es una preciosidad.

Hay coplas y canciones que caminan por distintos palos…

… en los tangos aparece la soleá por bulerías, en los boleros también, aparece blues y flamenco en ‘Torre de Arena’… Yo no soy flamenca pura pero, desde luego, el aire flamenco lo llevo en mi vida desde que nací. El flamenco es la música que más me gusta. Creo que es la música que más transforma. Cuando tienes la suerte de oír o de ver una cosa flamenca buena, te cambia la vida yo creo, eh. Te quita todas las tonterías. Además, en el flamenco no se puede engañar, el flamenco es como unos rayos x.

Desde tu punto de vista, ¿cómo ha sido la evolución que ha experimentado el flamenco en estos 25 años?

A mí me parece que el flamenco ha mejorado brutalmente en cuanto a público, se ha abierto muchísimo a muchísima gente. Ahora le gusta mucho más el flamenco a mucha más gente. Por otro lado, hay verdaderos talentos. En el baile, en la guitarra y en el cante se han dado pasos de gigante, hay verdaderos artistas maravillosos. Y creo que le llega mucho más a la gente. También hay pseudoflamenco, no sé ni cómo ponerles, los ‘ayayay’, que realmente no creo que aporten nada y están siguiendo pero muy de lejos una escuela que empezaron Pata Negra y Kiko Veneno, incluso Ketama. Pero muy de lejos. Si eso sirve para que después de oír una música un poco más suave, digamos, se pongan a escuchar a Fernanda y a Bernarda de Utrera, vale. Pero dejar la cosa ahí no aporta absolutamente nada. Y creo que eso no tiene nada que ver con el flamenco fusión. El flamenco fusión bien hecho me parece una gloria, que es lo que hacen Benavent, Jorge Pardo, Chano Domínguez, Javier Colina, McGill… o cantidad de músicos que hay haciendo fusiones maravillosas. Eso es una cosa y ese flamenquito light es otra. Todo está bien pero que la gente no se equivoque a la hora de llamar flamenco a una cosa o a otra.

En los inicios, cuando componías con Kiko en la mesa camilla, ¿flamenco y copla estaban en una situación parecida?

Bueno, no. Quizás la copla se utilizó mucho más como banda sonora del franquismo. El flamenco estaba más escondido, quizás porque no había tantos intereses comerciales. Hasta que ya vieron que había un camino donde había un mercado y empezaron a abrir. Pero no tenía las mismas connotaciones. Lo que sí es cierto es que el flamenco en 25 años ha subido de categoría mundial.

¿Y a la copla qué le pasaba?

La copla en ese tiempo estaba muy denostada por la gente que era progre o liberal, y la copla se ha despojado hoy de todo ese sambenito y la gente se presenta y acude a ese repertorio como lo que es, un tesoro de la música española. Para mí es maravilloso porque empecé luchando por eso, intentando despojar la copla de ese handicap, y ahora veo que desde La Shica a Plácido Domingo están cantando copla. Bueno, y Miguel Poveda que ha hecho un disco que ahí nos vamos a arañar. A mí es de los que más me gustan en el mundo cantando copla.

Los flamencos andan estrechando los lazos con la copla en este momento…

Claro. La copla se ha metido por bulerías desde siempre. Desde el maestro Chano Lobato a El Sevillano, que metía las coplas por bulerías que era gloria bendita, pasando por La Niña de los Peines… Estrellita Castro, incluso. Pero tal como se está planteando hoy con una apertura tan grande de poder meter jazz, de poder meter tantos instrumentos que nunca se han usado, y de llevarla a otra lectura, eso no ha pasado nunca. Creo que es un momento maravilloso para la copla.

De hecho, en tu concierto el acompañamiento musical está lleno de matices de un montón de géneros…

Hasta de tango argentino. ‘La bien pagá’ se lleva al tango argentino. La copla tiene una melodía, una armonía y una estructura musical que casa muy bien con géneros que le son afines.

El fandango tiene ese poder de concentrar emoción y mensaje…

El fandango es el género más universal, el que más se ha llevado a Latinoamérica y de ahí han salido cantidad de cantes. Es una estructura primordial en el cante flamenco y, sobre todo, en la canción popular.

¿Y qué te dicen las letras del flamenco?

Las letras del flamenco son maravillosas, porque son sentencias, porque están muy destiladas, muy sintéticas y encierran un mundo dentro. También echo de menos letras nuevas, me parece que la gente joven debe acudir a la poesía; hay muchísimas letras que se pueden cantar. Si te fijas en gente que haya escrito cosas nuevas que se hayan cantado, pues está el maravilloso Carlos Lencero, bendito sea. Creo que los jóvenes deben buscar en la poesía, donde hay letras maravillosas, además de modificar las antiguas. Creo que se ha movido mucho más la música que las letras. Y hay letras que pueden resultar incluso machistas, que una mujer de hoy… podría buscar otras. Hay veces, como en el fandango último que canto, que se llama ‘Aliciente’, al cambiar el protagonismo y cantarlo una mujer, la cosa se vuelve totalmente distinta, simplemente dándole la vuelta al protagonista, como pasa con ‘La bien pagá’. Ahí se adelanta cincuenta años.

Y sigues fiel a Martirio, a tus señas de identidad estéticas…

Nadie me ha dicho nunca lo que me tengo que poner y lo hago yo porque disfruto. Me gusta haber creado un personaje, en el fondo, para ser yo misma. Y también me permite una privacidad y una vida absolutamente normal. Para mí como artista me encanta, no dejo de tener los pies en el suelo ni un momento. Es que me gusta vestir a la Martirio, dibujar el traje, ir por la tela… me gusta meterme en todo absolutamente, desde la ilustración de la portada a la mezcla, no es sólo buscar las letras y los músicos, sino todo lo que va… Me encanta. Y me encanta tener las colecciones de cosas que tengo y algún día poder exponerlas. Es una preciosidad, es un trabajo creativo tan bonito de gente que me ha ayudado como el de Andrés Martín, el peinetero, que ha estado haciendo peinetas veinte años; murió el año pasado. Y tanta gente que me ha hecho cosas preciosas. Si fuera obligado sería muy pesado, pero al ser una cosa que nace de mí, para mí es un placer, un juego.

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