EL PÁRROCO DE ALMUÑÉCAR, EUGENIO VALERO, SERA NOMBRADO HIJO ADOPTIVO DE LA CIUDAD
Eugenio Valero López, Párroco de Almuñécar desde hace casi 30 años, será nombrado “Hijo Adoptivo de la Ciudad”, el próximo sábado cinco de febrero, a partir de las ocho de la tarde en la Casa de la Cultura de Almuñécar. Una propuesta aprobada en Pleno por toda la Corporación a excepción del concejal de Izquierda Unida, y que cuenta con el respaldo de más de 30 asociaciones y entidades del municipio.
“Este reconocimiento tan sólo pretende mostrarle a nuestro Párroco el cariño con el que los almuñequeros le agradecemos que haya dedicado una parte sustancial de su vida a hacer el bien en nuestro municipio, desarrollando una importante labor no sólo pastoral, sino social y humanitaria”, ha manifestado el alcalde de Almuñécar, Juan Carlos Benavides.
Aunque afirma que no le gustan los premios porque considera que no los merece, Eugenio Valero López, Párroco de Almuñécar desde hace casi 30 años, se ha sentido muy emocionado al recibir del alcalde, Juan Carlos Benavides, la noticia de su próximo nombramiento. Y es que fue el propio Benavides quien le comunicó la iniciativa el pasado mes de diciembre.
Eugenio Valero López nació en Churriana de la Vega el 25 de julio de 1.934, tiene 76 años de edad de los que lleva más de 50 como sacerdote, casi 30 de ellos al frente de la Parroquia de Almuñécar, ciudad a la que llegó para pocos años, “pero que supo engancharme a ella y a sus gentes, sintiéndome tan feliz e integrado que decidí quedarme aquí para siempre”, afirmó emocionado.
“Don Eugenio”, como cariñosamente le llaman los vecinos, se muestra muy ilusionado con este nombramiento. “No os imagináis la ilusión que le ha hecho a toda mi familia y amigos. Tengo cinco hermanos, muchos sobrinos y sobrinos nietos, y todos quieren venir. Dicen que eso no se lo van a perder por nada del mundo y no paran de llamarme para que les diga la hora y el lugar. Lo mismo pasa con amigos de mi pueblo. Por ejemplo, el alcalde de Churriana, Vicente Valero, me ha dicho que cuente con él, que él también quiere acompañarme en un día tan especial para mí”.
A don Eugenio se le ve feliz. Aunque sus achaques de salud le hacen llevar una vida más sosegada, sigue atendiendo a sus parroquianos con la misma dedicación del primer día. “Si no estoy en la Sacristía por las mañanas atendiéndoles e intentando solucionar los problemas o los asuntos que me plantean, me falta algo”. Sin embargo, oficiar las Misas le cuesta más. Es demasiado tiempo de pie y se cansa bastante, por eso sólo oficia algunas y en las otras participa sentado en un rincón del Altar Mayor.
El Párroco de Almuñécar pronto será “Hijo Adoptivo” de su ciudad. La que le quiere, le admira y le respeta. Él recibe el nombramiento con mucho agradecimiento pero puntualiza: “Aunque no me hicieran este nombramiento, que agradezco mucho, yo ya me siento hijo de Almuñécar desde hace mucho tiempo y aquí me quedaré hasta que Dios lo decida”.
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