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REFLEXIONES DESDE CANARIAS por Santiago Malpica Cuello

REFLEXIONES DESDE CANARIAS por Santiago Malpica Cuello

Estas reflexiones, seguro que son por una añoranza del que siempre fue mi presidente y referente político  y humano: ADOLFO SUÄREZ GONZÄLEZ. 

En momentos de naufragio político como los actuales, resulta imprescindible el volver la vista a los orígenes de nuestro actual sistema de libertades, que  es el más largo y fructífero de toda la historia de España. 

Decía el francés Alexis de Tocqueville (1805-1859): “Me figuro que yo habría amado la libertad en todos los tiempos, pero en los que nos hallamos me inclino a adorarla”

Por ello, el grado de libertad de las personas o los pueblos para elegir vivir como deseen, debe de sopesarse frente a otras demandas, tales como, la igualdad, la justicia, la felicidad y la seguridad y el orden público. Pero la libertad es un bien frágil, cuya vigencia social y efectiva requiere de una lucha continua por alcanzar una situación de bienestar total.

Un país moderno es aquel en el que el gasto público es transparente y controlable por los ciudadanos sin exclusión; es aquel en que los servicios públicos funcionan eficientemente, esto es, con puntualidad, eficacia y a un coste real; es en el que existe una correlación, rigurosamente controlada, entre presión fiscal, gasto público y eficacia de las administraciones públicas; es aquel en el que los gobiernos están más dispuestos a rendir cuentas al ciudadano; es el que donde mayorías y minorías tengan similares oportunidades en las instituciones del estado. Un país moderno ha de propiciar el progreso social, la tolerancia, el diálogo, el pluralismo, el control del poder, la solidaridad, la lucha contra las desigualdades injustas. 

En el actual Estado Español todo esto es una entelequia. Batimos todos los récords de ineficacia, improvisación y, lo que es peor un paro sangrante hace que casi cinco millones de ciudadanos, no tengan trabajo y muchos ningún tipo de ingresos. Y lo que es peor aún, no se ve la luz al final de tan largo túnel. 

Los culpables son gobierno, sobre todo, y oposición que permiten y han permitido todo tipo de corruptelas, sean los corruptos del color que sean. No han sabido adelantarse a la crisis que nos acechaba. En los momentos de atribulada confusión en que vivimos no cabe esperar ni sentido común, ni prudencia, pero sería muy bueno que, si el inquilino de La Moncloa y sus acólitos están donde están para servir al pueblo y si no sirven, a convocar elecciones generales. 

Entre tanto, el próximo día 22 de mayo tendremos una nueva oportunidad de expresarnos libremente, una oportunidad de decir ¡basta ya! y hasta aquí hemos llegado. El verdadero problema es que faltan los partidos de centro, por inexistentes o desconocidos. Los centristas hemos sido eliminados del mapa político por el bipartidismo que solo interesa a las dos grandes formaciones políticas que, actualmente, se reparten el poder. 

Espero y deseo que, algún día, resurja el centro necesario, tanto ideologicamente como politicamente, un partido que venga a cubrir el enorme hueco que hay entre las ideologías, que solo son ideologías, de derecha e izquierda.

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