EMOTIVO HOMENAJE A LA AZUCARERA DEL GUADALFEO EN SU 150 ANIVERSARIO
Un homenaje a la que fue pionera en la elaboración de azúcar procedente de caña y que llevaron a la proliferación de plantaciones de caña en las vegas de Motril y Salobreña, creando una industria que proporcionó trabajo y riqueza en la zona.
Un siglo y medio después de su fundación, la Azucarera del Guadalfeo, celebra su 150 aniversario.
El acto, celebrado el pasado sábado, y al que asistieron, entre otros, Gonzalo Fernández Pulido, alcalde de Salobreña, Francisco González Lodeiro, rector Universidad de Granada y Emilio Gómez-Villalva Ballestero, decano del Colegio de Ingenieros, dio comienzo con la recepción de los 150 invitados en la capilla, donde se les hizo entrega de un libro conmemorativo del 150 aniversario. Posteriormente, en la nave de Tachas y Malaxadores, el ingeniero y profesor Miguel Jiménez Yanguas –Premio Nacional de Ingeniería Industrial 2008-, el arquitecto y catedrático de Economía aplicada de la UGR, Manuel Martín Rodríguez y Encarnación Escañuela Cuenca, archivera municipal de Motril, dieron una conferencia sobre la importancia que la Azucarera de Guadalfeo tuvo en toda la región. Tras la charla, los invitados disfrutaron de una visita guiada por las instalaciones de la Azucarera y finalizaron con un concierto homenaje del Mundo Azucarero en la sala de Molinos, con piezas de Bach, Falla, Haendel y Purcell, entre otros, y la voz de Teresa Karcher, mezzo-soprano granadina, afincada en Londres.
Durante la velada, Jiménez Yanguas recibió una placa en reconocimiento a su dedicación a la industria azucarera a lo largo de toda su carrera.
Al finalizar la velada, los asistentes pudieron disfrutar de lo que hoy nos queda de esta larga tradición: el auténtico sabor de la caña con Ron Montero.
El fin de una cultura milenaria
La Azucarera del Guadalfeo constituye un inmueble de excepcional importancia al ser el único complejo fabril, productor de azúcar de caña, que se mantiene completo en toda Europa y, hasta 2006, en funcionamiento. Sus instalaciones ofrecen una amplia información de lo que fue la cultura del trabajo y la trayectoria obrera de varias generaciones de esta población. Y ahora, aunque las cañas hayan desaparecido de la región, la Bodega de Ron Montero sigue conservando ese espíritu que hizo de Motril un dulce referente internacional.
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