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ORGULLO GAY DE MADRID O CÓMO HACER DE LA REIVINDICACIÓN UN PUJANTE NEGOCIO PARA UNOS POCOS por Rafael Salazar (COLEGAS)

ORGULLO GAY DE MADRID O CÓMO HACER DE LA REIVINDICACIÓN UN PUJANTE NEGOCIO PARA UNOS POCOS por Rafael Salazar (COLEGAS)

La reivindicación inicial para conseguir una equiparación jurídica plena y una lucha contra la discriminación, se ha convertido en los últimos años en un mero parque temático del estereotipo gay donde se pone a la venta el alma de la reivindicación, la lucha y los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Por unos pocos euros puedes hacerte la ilusión de ser un activista y un luchador por la libertad y los derechos LGBT, y emular a gente que luchó en tiempos difíciles donde ser gay o lesbiana públicamente significaba la denostación social, la humillación y cuando no el acoso, los insultos y hasta una violencia física directa. Puedes disfrazarte por un día de un Harvey Milk, un Karl Heinrich Ulrichs o un Magnus Hirschfeld de carnaval, pero en vez de sufrir sus vicisitudes y sufrimientos en la lucha, te diviertes y te lo pasas “guay”.

Muchas organizaciones LGBT hemos hecho de la lucha contra los estereotipos la mejor forma de lograr una mayor aceptación social y una normalización más eficaz. Por ello los 365 días al año, y no un sólo día, intentamos concienciar y llevar un poco de pedagogía social en todos los ámbitos, desde las escuelas, a las asociaciones de vecinos, los partidos políticos, sindicatos, residencias de ancianos y cualquier otro rincón de la sociedad, incluyendo sobre todo la calle.

Por ello creemos que un carnaval de estereotipos no es la mejor forma de pedagogía social, carnaval con el que muchos gays y lesbianas no se sienten representados, y que en vez de seguir en nuestra tarea social de convencer a esa parte de la sociedad que aún no acepta la diversidad lo que logramos es todo lo contrario: cerrarlos a la misma y reafirmarlos en sus estereotipos y visión negativa de la homosexualidad.

A esta visión negativa contribuye sin duda la caricaturización y ataques a las creencias y opiniones políticas que no terminan de abrirse a la diversidad, incomprensible en aquellos que piden tolerancia a la sociedad y no dan ejemplo con quienes discrepan de ellos. 

En nuestra sociedad actual ahora está de moda todo lo que lleve la etiqueta GAY, se considera que es algo moderno, progresista, social, pro derechos de homosexuales y pro derechos humanos en general. Pero no todo lo gay contribuye a aumentar los derechos de gays y lesbianas y su normalización social. Incluso muchos gays confunden el derecho a divertirse como un derecho básico, aunque eso sea molestando a otros ciudadanos o interfiriendo en los derechos básicos de otros ciudadanos.

Muchas administraciones se muestran temorosas de ser tachadas de homófobas por parte de un integrismo gay que como si de una Inquisición Gay se tratase, tacha cualquier desviación del 100% de sus reclamaciones como homófobo y objeto de persecución e inquina. Por ello las administraciones se suman entusiastas a apoyar todo lo que tenga una etiqueta GAY sin reflexionar sobre si contribuye verdaderamente a las labores de una normalización social como es este tipo de Marchas del Orgullo Gay.

Incluso muchas pretenden promocionar y sufragar el escaparate folklórico de un día a útiles proyectos sociales que no tienen tanta proyección publicitaria, y aprovechan muchas administraciones y partidos políticos para hacer propaganda partidista y abanderar unas reivindicaciones que deberían ser independientes de ideologías y siglas políticas. 

Es vergonzoso y denunciable que algunas organizaciones LGBT estén haciendo de la reivindicación un nítido negocio para el beneficio de unos pocos. Además de las suculentas subvenciones de las administraciones (sobre todo por parte del Ayuntamiento de Madrid) por el pretendido barniz social y reivindicativo del evento, nos encontramos con la comercialización más absoluta no sólo de las carrozas de la Marcha Oficial sino de los espacios en las mismas calles y plazas de la ciudad. Durante una semana el Ayuntamiento cede gratuitamente además esos espacios que la organización del evento rentabiliza enormemente a coste cero. Sin duda, un rentabilísimo negocio... para unos pocos, ese lobby gay del PSOE que controla el Ayatolah gay Pedro Zerolo. 

Desde COLEGAS, por defender nuestra coherencia e independencia a contracorriente, nos vemos muchas veces como el protagonista de “Un enemigo del pueblo”, la obra de teatro de Henrik Ibsen donde la sinceridad y la firmeza de principios conduce a que todo un pueblo lo asesine. Desde traidores al movimiento LGBT a llamadas a extirparnos como un pretendido “tumor” dentro del activismo LGBT, todo ello por denunciar que el “emperador” está desnudo.

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