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El blues suena en la puerta de Jazz en la Costa

La Blues Band de Granada abarrotó la Plaza Nueva de La Herradura en el segundo concierto del Festival Jazz en la Costa. El programa de la muestra sexitana entra hoy martes en su tramo internacional con la actuación del colectivo Playing for Change, al que seguirá el miércoles la deliciosa cantante Lizz Wright. 

La formación de blues que lleva el nombre de la ciudad de Granada ofreció, ante un millar largo de espectadores, un concierto en el que blues, soul, rock y hasta country hicieron las delicias de los asistentes. Al frente del grupo, como siempre, el cantante Francés Remi ‘Pecos’ Beck demostró, una vez más, que su rota y grave garganta encaja perfectamente en los estilos afroamericanos. También quedó claro que las composiciones de la banda son auténticos ejercicios de estilo dentro del género negro. 

Con un sonido espeso y contundente, la Blues Band levantó e hizo partícipe de su actuación a un público que aceptó la invitación de corear y aplaudir divertidas piezas que, como el clásico ‘Minnie the mouche’ de Cab Calloway  o el ‘Everybody needs somebody’ de la película The Blues Brothers, son, a estas alturas, estándares de la música popular de todos las culturas.  Como también el  ‘Let it be’ de Paul McCartney, que Beck rehizo en plan recio jazz rock y que ya grabó en el homenaje a los de Liverpool junto a la Tito Poyatos Band. En este sentido, la espléndida ‘The Weight’ (la tercera vez que suena esta pieza en el festival de este año) sirvió de recuerdo al recientemente fallecido Levol Helm, cantante del tema original.  Sin lugar a dudas, fue un concierto vibrante y de los que crean afición al blues. 

Martes 17 de julio

PLAYING FOR CHANGE

Hace más de una década, Marc Johnson tuvo que detenerse en las calles de Santa Mónica ante la magnífica versión del viejo tema ‘Stand By Me’ que interpretaba un músico callejero, llamado Roger Ridley. Pensó que podrían tocar la canción otros músicos de culturas y lugares distantes, pero quería que todos la interpretaran al mismo tiempo, todo un reto si se añade la dificultad de grabar en espacios abiertos o locales abarrotados. Se armó de un pequeño equipo portátil, viajó por medio mundo y les puso auriculares a los músicos para que se escucharan entre sí. 

Su primera excursión fue a Nueva Orleans, para buscar a Grandpa. Sabía de su reputación y que su voz sería una magnífica contribución al tema. Lo encontraron en la esquina de una calle rodeado de una muchedumbre; desde entonces, su voz y su armónica son imprescindibles en Playing For Change. Johnson fue añadiendo músicos pues “en un mundo tan dividido necesitamos esa conexión”, y ‘Stand By Me’ pasó de ser un pequeño proyecto a ser un movimiento global, demostrando que la música une, que puede ser ajena a los intereses económicos, que las redes sociales a veces sirven para mucho y que era posible lanzar un mensaje de paz. 

Pero durante sus intensos viajes el equipo comprendió que no era suficiente con grabar y compartir esta música, que había que encontrar una forma de aportar algo a las comunidades que iban conociendo, que había una escandalosa escasez de escuelas y muchas vocaciones musicales desperdiciadas. Así nació en 2007 la Fundación Playing For Change, entidad sin ánimo de lucro destinada a la creación y al desarrollo de escuelas de música para estas comunidades. 

Además de la edición de los discos ‘Songs Around The World’, el último capítulo del movimiento ha sido la creación de la superbanda ‘Playing For Change Band’ que gira por todo el mundo recaudando fondos para el proyecto. Cuando Grandpa Elliott no está hechizando a la concurrencia desde su esquina de la calle Royal de Nueva Orleans, anda por escenarios de medio mundo, y en esta ocasión viene al escenario de El Majuelo acompañado de una pléyade de músicos que ha viajado miles de kilómetros desde diversos continentes para encontrarse y actuar juntos. 

Miércoles 18 de julio

LIZZ WRIGHT & RAÚL MIDÓN 

Hijo de padre argentino y de madre afroamericana, Raúl nació prematuro en un hospital rural de Embudo, Nuevo México, donde él y su hermano gemelo, Marco, quedaron ciegos tras pasar por una incubadora sin protección en los ojos. Marco ahora trabaja para la NASA como ingeniero eléctrico, mientras que Raúl siguió el camino de la música inspirado por su padre, que era bailarín folclórico. Fascinado por la percusión argentina, con solo cuatro años comenzó a tocar la batería, pero acabó eligiendo la guitarra, posiblemente por el blues que su padre hacía sonar continuamente en casa. Fue seleccionado para el prestigioso programa jazzístico de la Universidad de Miami y, poco después, comenzó a trabajar como músico de estudio, especialmente con artistas de la esfera latina, a la vez que mantenía una intensa actividad como concertista y compositor. En 2002 se trasladó a Nueva York y empezó a actuar en pequeños clubes. Su original estilo percusivo, su habilidad para mezclar elementos de la música latina, el rhythm and blues, el soul y hasta el flamenco, y su capacidad para reproducir con la voz los sonidos de una trompeta llamaron la atención del productor Arif Mardin, que acababa de descubrir a Norah Jones. Impresionado por su talento, decidió incorporarlo a su nómina de artistas y producir su primer disco, ‘State Of Mind’, editado en 2005 por Manhattan Records. Tras el éxito de este trabajo y después de algunas actuaciones con figuras como Steve Wonder, Herbie Hancock o Pat Metheny, graba ‘World Within A World’, y más recientemente ‘Síntesis’ (2010), con Larry Klein, productor de Hancock y Jony Mitchel, tal vez su disco más maduro, e imprescindible para aquellos que no lo conozcan. 

Lizz Wright nació en 1980 en la ciudad de Hahira (Georgia), lugar donde se respira la música. Su padre era director musical y pianista de la iglesia local y animó a su hija a aprender himnos clásicos de soul, pero también de blues y jazz. Tras acabar sus estudios en Atlanta, en el año 2000 se unió al grupo In The Spirit, que pronto ganó fama como el mejor grupo de jazz de la ciudad. Dos años más tarde es fichada por el sello Verve. La sensualidad de su voz y su particular elegancia al mezclar soul, jazz y pop −la empezaron a comparar con Anita Baker o Cassandra Wilson−, pero sobre todo sus magníficas interpretaciones en diversos homenajes a Billie Holliday, llamaron la atención de la crítica, y desde entonces no ha dejado de actuar por medio mundo y de grabar −cómo olvidar su sencilla pero impactante participación en un álbum de Toots Thilemans. 

‘Salt’ (2003) fue su debut discográfico, al que le siguió ‘Dreaming Wide Awake’ (2005), que alcanzó el número uno en las listas de jazz contemporáneo. En 2008 graba su tercer álbum, ‘Orchards’, y ese mismo año nos sorprende con una elegante actuación en el Festival Internacional de Jazz de Granada. Su más reciente ‘Fellowship’, con el bajista Me’Shell Ndegéocello y Angélique Kidjo, la consagran como una de las más bellas voces femeninas del panorama jazzístico actual


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