28 DE FEBRERO: ¿QUÉ CELEBRAMOS? por Ignacio Peláez Pizarro
“Celebrar” es alabar a alguna persona o cosa; es hacer solemnemente alguna función o ceremonia; es festejar algún acontecimiento alegre. Por eso, se celebran las bodas, el bautizo, el final de carrera, un premio recibido, la apertura de un nuevo negocio,…
Pero a nadie se le ocurre celebrar un accidente de coche, una operación quirúrgica, o una pelea de vecinos. Es decir, que celebrar consiste en reunirse para, juntos y contentos, festejar un acontecimiento alegre.
En estos días los políticos, unos y otros, se deshacen en celebraciones con motivo del “Día de Andalucía”: inauguraciones (aunque sea de un árbol plantado, o de una nueva carretera que acabará el siglo próximo), banderitas, premios, discursos prosopopéyicos, programas en la tele, visitas al parlamento y un largo etcétera.
Pero mira por dónde a estos políticos se les han olvidado unas realidades de nuestra Andalucía, que son difíciles de celebrar. Porque, vamos a ver, ¿celebramos el que Andalucía tenga una media de paro del 36 %, muy superior a la media nacional?; ¿celebramos el que jóvenes andaluces, bien preparados pero parados, tengan que salir de Andalucía para poder vivir?; aquí se prepararon a costa de sus padres y del erario público, pero van a rendir fuera; ¿celebramos el que, según el Informe PISA, los escolares andaluces sean los peor preparados en comprensión lectora y en matemáticas de toda España y parte de Europa?; ¿celebramos el que en Andalucía se consuma alcohol y las demás drogas de una manera tremenda y en continuo aumento?; ¿celebramos el estar a la cola en renta per cápita?; ¿celebramos…(y aquí puedes añadir otros motivos de triste celebración).
Es verdad que para un político debe ser muy duro ponerse ante sus devotos, que le aplauden hasta hacerse sangre en las manos, y decirles: “mirad, estamos muy mal en esto, en lo otro y en lo de más allá, y hay que meterle mano entre todos, empezando yo como elegido por vosotros”.
Pero callarse la enfermedad no es la manera de curarla, sino todo lo contrario. “La verdad os hará libres”, dijo Jesucristo, el que fue delante abriendo caminos de libertad y llamó a las cosas por su verdadero nombre.
No debemos callar, no debemos permanecer con los brazos cruzados; tenemos que ser conscientes de esta triste realidad de nuestra Andalucía y todos empujar por un futuro de esperanza.
No se trata de organizar algaradas, ni acciones violentas, pues así perderíamos la legitimidad de nuestras reivindicaciones. De lo que se trata es de tomar conciencia de nuestra realidad , de ser cada cual responsable en su tarea, de crear lazos de unión con los demás, de exigir a los políticos que de verdad estén al servicio de la cosa pública y de mirar todos hacia delante.
Andalucía somos todos los andaluces y es necesario que los andaluces nos levantemos, “Andaluces, levantaos” canta nuestro himno; es necesario que nos concienciemos en ser ciudadanos activos, responsables y críticos, que es la única manera de que Andalucía sea lo que debe ser y deje de estar a la cola. Ciudadanos activos: que no somos , sino sujetos con derechos y deberes y que manejan su diario caminar. Ciudadanos responsables: que sabemos que el barco es de todos y todos tenemos que remar para llevarlo a buen puerto. Ciudadanos críticos: que no nos chupamos el dedo, sino que nos sabemos personas con derechos y obligaciones, y no rebaño dócil y mudo.
Entonces sí podremos celebrar el , pues tendrá sentido y nos empujará hacia un futuro esperanzador.
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