El buen tiempo acompañó y los vecinos del Pago de Guerra celebraron con éxito la romería de la Virgen de Fátima

El buen tiempo acompañó y vecinos y visitantes del herradureño Pago de Guerra pudieron celebrar ayer la primera romería del año en el municipio sexitano en Honor de  Nuestra de Fátima. 

            El acto, organizado por la Asociación de Vecinos  del Pago de Guerra Alto contando con la colaboración del Ayuntamiento sexitano a través de la Tenencia de Alcaldía de  La Herradura, se celebraba tras la celebración de la santa misa en la emita del citado Pago y  que celebraba el cura párroco, Rubén Pino.

 

            Los romeros portaron a hombros el trono con  la Imagen recorriendo, por los carriles buena  parte del Pago. Lo hicieron  a las órdenes del jefe de horquilla, Joaquín Ramírez, mientras no dejaban de disparar cohetes, realizar cánticos y vivas a la Virgen de Fátima. 

            La romería, como es tradicional durante los trece años que se viene celebrando,  hizo un alto en el cortijo “El arbolito” donde estaba previsto la comida de hermandad de todos los asistentes. 

            Hasta este lugar se desplazaron varios responsables municipales encabezados por el teniente de alcalde y delegado  de La Herradura, Juan José Ruiz Joya, acompañado de la responsable de Relaciones Institucionales y el edil de  Organización Administrativa, María del Mar Medina y Antonio Laborda, que destacaron el buen tiempo que favoreció “el ambiente de convivencia  y participación de vecinos”.  Ruiz Joya subrayó el compromiso municipal y colaboración,  “para el buen desarrollo del evento que ya se va consolidando en el calendario local”. 

            Por cierto, que este año los vecinos decidieron elaborar un gran puchero de hinojos como el plato principal de la comida de hermandad. Antes, como aperitivo, degustaron decenas de kilos de habas y panceta, junto con  viandas que los propios romeros aportaron. 

            Antes y después de la comida no faltó la animación y el folclore tradicional que ofreció un grupo de fandango cortijero. 

            Al caer la tarde, los romeros  retomaron de nuevo el camino de vuelta a la ermita donde quedó depositada la   Virgen de Fátima  para ser venerada por todos.