Motril contó con la Escuela de Verano de la Junta de Andalucía
La Escuela de Verano ALFA ha recibido de lunes a viernes a cerca de un centenar de menores del barrio de Almanjáyar para participar en talleres, sesiones de juegos, clases de refuerzo o visitas guiadas, además del servicio de comedor. En la capital granadina han funcionado también la Escuela de Verano Padre Majón (zona norte) y la ubicada en el Centro Sociocultural del Zaidín.
El programa de Escuelas de Verano de la Consejería de Salud y Bienestar Social ha contado en la provincia de Granada con un presupuesto de 214.000 euros. Pinos Puente, Motril, Guadix, Baza y Loja han sido, junto a la capital, el resto de municipios que han contado con escuelas de verano. Durante la visita al centro ALFA, el delegado de Salud y Bienestar Social ha podido participar en el acto de clausura de este programa que ha permitido facilitar cerca de 19.000 comidas (cada una de ellas compuesta de desayuno, almuerzo y merienda).
Estas escuelas están organizadas por entidades y ONGs que trabajan en las Zonas con Necesidades de Transformación Social (ZNTS) con una amplia implantación y experiencia en la gestión y que concurrieron a las subvenciones “convocadas por esta consejería en el marco del Decreto de medidas extraordinarias y urgentes para la lucha contra la exclusión social”, según ha manifestado el responsable autonómico.
Higinio Almagro ha destacado el esfuerzo realizado por la Junta de Andalucía para atender las necesidades de aquellos colectivos más vulnerables, en este caso los menores, a los que a través del Plan Extraordinario de Solidaridad y Garantía Alimentaria de Andalucía, se les ha garantizado el acceso a tres comidas diarias.
El delegado de Salud y Bienestar Social ha puesto de manifiesto además que este programa ha permitido la contratación de 35 personas, “preferentemente del entorno donde se ubican las escuelas”. En este sentido, los responsables de ALFA han señalado que varios adolescentes, que en años anteriores habían participado de experiencias similares, han podido actuar ahora como monitores “ayudándoles a ser más participativos y comprometiéndoles con el barrio”.
Durante estas semanas de verano los menores han desarrollado más de 1.700 horas que han incluido experiencias educativas interculturales y de aprendizaje de habilidades sociales: resolución de conflictos de forma no violenta, igualdad entre mujeres y hombres, cultura de paz, normas de comportamiento, etc.
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