Módulos de respeto: el camino hacia la convivencia
El módulo 11 del CP de Albolote es el reflejo de un modelo ya asumido por la totalidad del sistema penitenciario español
Dos grandes ejes temáticos centraron el debate de la última jornada del curso “La educación en la cárcel como espacio de libertad”, organizado por la Uned de Motril y que durante tres días se han celebrado en el centro penitenciario de Albolote. Por un lado, la realidad que los internos viven en los denominados “módulos de respeto”, a los que acceden de manera voluntaria mediante la suscripción de un contrato personal y, por otro, los “programas de mediación” que están dando resultados sorprendentes para la resolución de conflictos entre internos.
Los “módulos de respeto” nacieron en el Centro Penitenciario de León en 2001 y debido al éxito de la experiencia la Dirección General de Instituciones Penitenciarias lo iría irrandiando paulatinamente al resto del territorio del Estado, aunque es precisamente en aquel centro donde se elabora un manual de funcionamiento que ha servido de inspiración a la estructura que hoy existe a nivel nacional.
En la tercera jornada del primero de los cursos de verano del Centro Asociado de la Uned de Motril se pudo ejemplarizar muy bien esta realidad durante la intervención de Antonio Jiménez Sánchez, educador del módulo 11 (de “respeto”) de la prisión de Albolote, quien destacó “el clima de convivencia homologable a cualquier colectivo social organizado” que se respira en estos espacios penitenciarios. En efecto, se trata de “unidades de separación interior donde el interno proveniente de otros módulos ingresa voluntariamente mediante la firma de un contrato conductural”. Este contrato implica la observancia obligatoria de determinadas pautas y conductas referidas tanto a la actitud individual del recluso como a la que ha de observar en sus relaciones interpersonales.
En este sentido, Jiménez explicó que estos módulos cuentan con varios internos responsables al tiempo que se crea una estructura de participación basada en la asamblea general diaria de internos, la asamblea de repreentantes, la comisión de convivencia y comisión de acogida. Junto a estas, se instauran también las comisiones de higiene y ayuda legal; siendo revelador el hecho de que en estas zonas las celdas están abiertas.
Precisamente, uno de los internos pertenecientes al módulo 11 del CP de Albolote relató su experiencia personal en el mismo destacando “sobre todo el respeto que se genera hacia el resto de los internos; pero lo importante es que esas normas que se comprometen a cumplir voluntariamente, aunque a muchos se les hacen difíciles, les ayudan extraordiariamente en su progresión para reinsertarse en la sociedad”.
Mediación
Por otro lado, uno de los aspectos más interesantes de los expuestos durante la jornada de este jueves fue el de los “programas de mediación” que están resultando una experiencia prometedora en el ámbito penitenciario español. Esta realidad fue expuesta por el funcionario y profesor José Manuel de la Rosa, quien hizo una brillante síntesis del programa instaurado hace ya una década: “lo pueden solicitar los internos que tienen una incompatibilidad dentro del centro penitenciario. La convivencia dentro genera conflictos y quienes están inmersos en ellos pueden pedir la mediación de profesionales para alcanzar acuerdos satisfactorios”. Esos profesionales proceden desde diversos ámbitos, destacando que la mediación es voluntaria y se rige por un protocolo de actuación en el que es preceptivo aceptar unos compromisos por parte de los internos. Se da la circunstancia, según los datos aportados por De la Rosa, que el nivel de fracaso de este programa en la actualidad apenas supera el 1%.
La tercera y última jornada del primero de los cursos de verano del Centro Asociado de la Uned de Motril concluyó con la representación de la obra teatral “Tercer grado”, escenificado por un grupo de reclusas del centro penitenciario de Albolote. Tanto el director del curso, Víctor Vázquez Sánchez como el director de la Uned de Motril, José Antonio Ruiz Caballero, agradecieron a alumnos externos e internos su participación y se mostraron muy satisfechos de la intensidad e implicación de todos los asistentes durante los tres días. Educación, más que nunca, fue sinónimo de libertad.
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