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TODOS ESTAMOS DE ACUERDO por Juan Mateo López

TODOS ESTAMOS DE ACUERDO por Juan Mateo López No, ninguna formación política ha cumplido del todo con sus compromisos. Y sin embargo después de no sé cuántos años reivindicando, nadie se ruboriza cuando se instrumentaliza la construcción de las autovías Bailén Motril y Nerja-Adra como arma arrojadiza para hacer bandera de siglas. Hablo de aquellos que tocaron poder, claro. Esos que estuvieron y pudieron y al final fueron presa de la mala memoria. Moralmente nadie puede levantar la mano para tirar la piedra.
Granada siempre se ha acabado en el túnel de La Gorgoracha. La Costa también. Nos proclamamos en la leyenda “Motril República Independiente” porque era la única manera de seguir conservando el orgullo ante los que nos volvían las espaldas generación tras generación. Por supuesto, hubo excepciones de personas, con poder limitado y efímero, que apostaron por el sur. Su interés se generó más en su corazón y en su particular apuesta por la tierra que les vio nacer que en la redacción de un proyecto de desarrollo económico a corto y largo plazo programado y respaldado por la Administración que debía hacerlo.
Quisimos arroparnos con el nombre de Costa del Sol y los malagueños nos desahuciaron como ocupas. Nos bautizamos con “Motril kilómetro cero”. Pero con el tiempo empezamos a establecernos la posibilidad de que era un cero a la izquierda en el que acababa lo bueno que venía de levante o de poniente.
Ir hacia Almería o Málaga era toda una odisea. Había que echar mano a Biodramina para impedir que la papilla bautizara las estrechas y cerradas curvas de la CN 340.
Los kilómetros se contabilizaban por poblaciones y cuando se llegaban a ellas la carretera se convertía en la principal e intransitable arteria viaria de la localidad.
Almuñécar, Torrenueva, La Mamola, El Lance…siguen siendo un vestigio y ejemplo de la secular discriminación a la que nos han apuntado para ser los primeros de los últimos de la cola. Era y es como un vía crucis con paradas obligadas en los descoordinados semáforos, que generaban y aún se conforman kilométricas caravanas en pleno verano.
Desde principios del pasado siglo ya se reivindicaba la mejora de las infraestructuras de la Costa. La idea del ferrocarril despertaba la ilusión de comunicarnos mejor. Pero ha sido hasta hace poco cuando la demanda se ha expresado con más vehemencia apoyada, en ocasiones de manera multitudinaria por la ciudadanía.
Nombres como Enrique Cobo, Miguel López Barranco, Luis Rubiales, Carlos Rojas, Pedro Alvarez, Juan Carlos Benavides, Francisco Gijón Díaz, Manuel Pérez Cobos, Enrique Pérez, Juan Luis González, Antonio Rebollo, Julio Rodríguez, Mariano Gutiérrez, Miguel Torres, José Luis Estévez, Juan Estévez, Jesús Avelino, han pedido desde las instituciones que ostentaron con poder, la culminación de la famosa “T” invertida, que conforma la CN 323 con la CN 340.
Recuerdo a Vicente Fernández, editor y director de El Faro, su particular cruzada con las autovías. Todas las “T” de los titulares más significativos del semanario las invertía como expresión de queja. “ Y así lo seguiré haciendo hasta que se construyan”, decía en 1995. Al final los años lo ha hecho desistir de aquella forma de pedir para la tierra.
Pero ahora parece que va en serio. La esperanza se va tornando realidad. La comarca de la costa tira del carro de la economía granadina y aún puede tirar con más fuerza. Estamos condenados a entendernos y a comprender que el desarrollo económico de la comarca del litoral pasa por tener lo mismo que poseen nuestros vecinos de Almería o Málaga, unas buenas comunicaciones.
Por carretera y también por mar. La ampliación y la independencia del puerto de Motril, que es el puerto de Granada, ya no es una entelequia. “Ya se trabaja en un puerto hecho a la medida de los intereses económicos y medioambientales de nuestra tierra”, como diría Pedro Alvarez. No queremos ser la alternativa de lo que otros rechazan. Lo más importante es que las ideas las tenemos claras y son unánimes. Luis Rubiales se encargó en su etapa de primer edil y a lo largo de todo su mandato municipal de que asumiéramos esa conciencia los que estamos situados a nivel de calle.
Volvemos a repetir, queremos crecer, después de tantas generaciones pasadas. Lo bueno es que ahora todos estamos de acuerdo.

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