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“Dispárame al pecho”, grito desafiante de los marroquíes que se amotinaron a la policía en la isla de Alborán ( El Chivato)

“Dispárame al pecho”, grito desafiante de los marroquíes que se amotinaron a la policía en la isla de Alborán ( El Chivato) Semanal Digital.-Le llega a El Chivato que entre los miembros del Cuerpo Nacional de Policía todavía se comenta el grave incidente ocurrido en junio en la isla de Alborán, enfrente de Almería, con el intento de motín de un grupo de marroquíes que había arribado al islote como consecuencia de una tormenta cuando trataban de llegar ilegalmente a la costa española. Lo que es motivo de asombro es la agresividad con que esos inmigrantes actuaron.



El incidente, que ha tenido escasa repercusión en los medios informativos nacionales, y del que el Ministerio de Defensa ha dado la callada por respuesta, sin que haya existido hasta el momento información oficial solvente, ha motivado una pregunta al Gobierno de la diputada del PP Celia Villalobos.



Según el relato de los hechos, los casi cuarenta inmigrantes llegaron a Alborán en una patera. El destacamento de soldados españoles que se encontraba en la isla, once en total, los auxiliaron en un primer momento, dándoles incluso su propia comida. Cuando estaban repuestos, intentaron apropiarse por la fuerza de las lanchas “zodiac” de la Armada para trasladarse en ellas a tierra.



El destacamento militar trató de impedirlo, pero los inmigrantes avanzaron a pecho descubierto y en actitud desafiante, diciendo: “Dispárame si quieres”. Los soldados retrocedieron en un primer momento, y luego tuvieron que disparar al aire –incluso nos cuentan que hubo también ráfagas rasantes- con lo que lograron impedir la fuga y reducirlos.



Fueron introducidos en la zona denominada La Cueva, y pidieron por radio refuerzos, que llegaron mediante helicópteros que trasladaron efectivos de la Policía Nacional. Los primeros agentes que tomaron tierra se dirigieron a la cueva y salieron preocupados al comprobar el tipo de individuos tan aguerridos y decididos que estaban dentro, por lo que aconsejaron a los soldados que ni se les ocurriera entrar porque se trataba de elementos peligrosos.



Los policías tuvieron que pedir refuerzos, que llegaron a la isla en otros vuelos de helicóptero, hasta un total de quince agentes, que finalmente se hicieron cargo de los amotinados.

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