Según los alcaldes de la Contraviesa sólo queda agua para 20 días
Los alcaldes de la Contraviesa piden la urgente intervención de la Junta para solucionar el grave problema del suministro de agua en la zona. Si no llega agua desde la Alpujarra, solo queda suministro para 20 días. La Junta ha anunciado que está trabajando para solucionar el problema. Teresa Jiménez ha anunciado que en breve presentarán soluciones que pasan por un convenio con los regantes, como piden los alcaldes.
Es tanta la escasez que tenemos que, sin descuidar la limpieza de nuestros hogares y el aseo personal, tendremos que medir con sumo tiempo el agua que consumamos en unos y en otros menesteres, como en más de una ocasión ya hemos advertido desde este ayuntamiento.
Este es parte del bando que los ayuntamientos de la Contraviesa han dictado con motivo de la sequía. Hay tan poca agua que solo se permite el consumo humano.
Los alcaldes reconocen que la sequía ha pillado a todos sin los deberes hechos: a ellos mismos por no haber aplicado antes restricciones; y a la Junta, por no haber terminado el sistema de captación de agua.
La Contraviesa bebe agua procedente de la Alpujarra, del río Trevélez, a través de una conducción aún no terminada. La solución inmediata al problema pasa por desviar el agua de la acequia de Cástaras que ahora es utilizada para riego, hasta la pantaneta de Torvizcón, situada en la línea divisoria de la Contraviesa.
Traer agua de Cástaras es la solución más inmediata al problema, aunque los alcaldes también piden que se termine la conducción principal, aún pendiente, y se construya una nueva pantaneta.
El agua que sale del grifo se almacena en esta pantaneta de la foto, situada encima de Albondón, en el término de Torvizcón. El agua llega aquí atravesando todo el valle del Guadalfeo. Ahora está casi vacía, no entrada nada de caudal y solo quedan recursos para 20 días.
Por eso, los alcaldes piden una urgente mediación de la Junta de Andalucía. Consideran que debe obligar a los regantes de la Alpujarra a renunciar el agua para sus campos. Si es necesario, a cambio de subvenciones, porque lo primero, dicen, es beber.
En Albuñol, Albondón, Rubite, Polopos, Sorvilán, Gualchos, Castell de Ferro y Lújar, 15.000 vecinos esperan el agua con urgencia. Por mandato municipal, ahora solo usan el suministro para uso doméstico. Incluso han sido clausurados los lavaderos de coches y, en ningún caso, esta agua es usada para regar en invernaderos. Estas explotaciones agrarias cuentas con sus propios pozos y se riegan con un agua que sobra, pero que no puede usarse para beber por su alta calcificación o salinidad.
Es tanta la escasez que tenemos que, sin descuidar la limpieza de nuestros hogares y el aseo personal, tendremos que medir con sumo tiempo el agua que consumamos en unos y en otros menesteres, como en más de una ocasión ya hemos advertido desde este ayuntamiento.
Este es parte del bando que los ayuntamientos de la Contraviesa han dictado con motivo de la sequía. Hay tan poca agua que solo se permite el consumo humano.
Los alcaldes reconocen que la sequía ha pillado a todos sin los deberes hechos: a ellos mismos por no haber aplicado antes restricciones; y a la Junta, por no haber terminado el sistema de captación de agua.
La Contraviesa bebe agua procedente de la Alpujarra, del río Trevélez, a través de una conducción aún no terminada. La solución inmediata al problema pasa por desviar el agua de la acequia de Cástaras que ahora es utilizada para riego, hasta la pantaneta de Torvizcón, situada en la línea divisoria de la Contraviesa.
Traer agua de Cástaras es la solución más inmediata al problema, aunque los alcaldes también piden que se termine la conducción principal, aún pendiente, y se construya una nueva pantaneta.
El agua que sale del grifo se almacena en esta pantaneta de la foto, situada encima de Albondón, en el término de Torvizcón. El agua llega aquí atravesando todo el valle del Guadalfeo. Ahora está casi vacía, no entrada nada de caudal y solo quedan recursos para 20 días.
Por eso, los alcaldes piden una urgente mediación de la Junta de Andalucía. Consideran que debe obligar a los regantes de la Alpujarra a renunciar el agua para sus campos. Si es necesario, a cambio de subvenciones, porque lo primero, dicen, es beber.
En Albuñol, Albondón, Rubite, Polopos, Sorvilán, Gualchos, Castell de Ferro y Lújar, 15.000 vecinos esperan el agua con urgencia. Por mandato municipal, ahora solo usan el suministro para uso doméstico. Incluso han sido clausurados los lavaderos de coches y, en ningún caso, esta agua es usada para regar en invernaderos. Estas explotaciones agrarias cuentas con sus propios pozos y se riegan con un agua que sobra, pero que no puede usarse para beber por su alta calcificación o salinidad.
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