Cinco años de prisión por atacar a su mujer con aguafuerte. El matrimonio residía en Motril
La Audiencia Provincial de Granada ha impuesto cinco años de prisión y una orden de alejamiento durante ese mismo periodo a Francisco S.L., acusado de atacar a su mujer con aguafuerte pese a que tenía prohibido acercarse a ella por una condena anterior por lesiones.
Según informaron fuentes judiciales, la sentencia es firme tras el acuerdo alcanzado durante la celebración de la vista entre las partes implicadas. La Fiscalía pedía para el acusado una pena de diez años y tres meses de prisión, mientras que la acusación particular la elevaba a quince años.
La pena impuesta al final de conformidad es de seis meses de prisión por un delito de lesiones, seis más por amenazas, un año por quebrantamiento de condena al tener con anterioridad una orden de alejamiento y tres años por violencia en el ámbito familiar, además de prohibirle que se acerque a su mujer, con la que tenía una hija, durante cinco años.
Los hechos ocurrieron sobre las 13:00 horas del 3 de julio de 2005 cuando el imputado, condenado un mes antes por un delito de lesiones a siete meses de cárcel, inició una discusión con la mujer en el que había sido domicilio familiar común de ambos, situado en Motril (Granada).
En el transcurso de esta riña, el inculpado se dirigió a coger un cuchillo de cocina y, aunque no lo logró porque la hija de ambos se interpuso, antes de marcharse del domicilio le dijo a la mujer que la tenía que "matar, ahora, mañana o cuando fuera".
El fiscal precisa que, sobre las 17:00 horas del mismo día, tras haber llamado por teléfono a la mujer y haberle advertido de que "iba a la casa, a quitarla de en medio", se personó nuevamente en el domicilio y comenzó a golpear y dar patadas a la puerta.
La mujer "para evitar más escándalo" le abrió finalmente, momento en el que el acusado entró a la casa, cerró todas las puertas y ventanas y cogió un bote de cinco litros de aguafuerte, que derramó en el comedor.
La víctima resultó afectada en las vías respiratorias por el vapor que se desprendía, vomitó y notó quemazón en los pies y en las piernas, momento en el que llegó la hija y avisó a la policía y a una ambulancia. El acusado aprovechó que tenía que retirar su vehículo porque entorpecía el paso de la ambulancia para huir del lugar, maniobra en la que casi atropella a un agente.
Cuando fue localizado por la Policía en un hostal de Motril, preguntó a los agentes que si su mujer "había muerto ya" y que, si no era así, cuando saliese de la cárcel o la mataría personalmente o mandaría que la asesinaran.
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