REPLICA A J. J. ESCRIBANO por Francisco Javier Alvarez de Cienfuegos Coiduras
J. J. Escribano ha escrito este mes de agosto, en Motril@Digital, un artículo de contenido político y dos de carácter deportivo, circunstancia ésta que podría demostrar la ilustración del autor en los distintos campos del saber (id est, en las Letras y en las Ciencias, en el Trivium y en el Quatrivium, como sería lo propio del homo sapiens renacentista).
Pero héteme aquí que yo, dando por supuesto lo versado del autor en los distintos campos del saber, no tengo más remedio que proclamar que estoy en absoluto desacuerdo con sus tesis; es más, no creo que este verano haya leído algo que me haya suscitado más discrepancia. Y voy a tratar de explicar por qué.“Recordando el ayer…” (publicado el 07/08/2011), es, entre otras cosas, un arquetipo de “gramática parda” (no confundir con “retranca”, ya que ésta es inteligente).
Tras el inicial recurso castizo y simpático a las “cabecicas” y a las “estampicas”, con lo que ya me aprestaba a disfrutar de las escenas costumbristas de nuestro Motril del pasado, el autor vira, de modo tan inesperado como innecesario, para introducirse -por su propia y soberana voluntad- en un “jardín” en el que, una vez dentro, la gallardía (y la honradez consigo mismo y con los demás) exigía al autor, de modo inexorable, decir los nombres y apellidos de las personas “envidiosas” y “cabreadas” por no haber podido especular con la compra de solares para la implantación de la fábrica de papel (esos a los que el autor se refiere, de modo tan “ocurrente”, como integrantes de un pelotón dispuesto a fusilar a no se sabe quién; ¡ojo!, entonces el fusilamiento era una modalidad de terrorismo practicada por el Estado Fascista de España); en todo caso, se trataría de un enfrentamiento, a ver quién especulaba más, entre distintas “familias” o “sensibilidades” -lo que ya es decir- franquistas.
A los que estaban al margen del Régimen no se les daba bola, así que mal podrían cabrearse y menos aun “traer” a un ministro de “ordeno y mando” (¿es que había algún ministro de la dictadura franquista que no fuera “de ordeno y mando”?, ¡pero si hasta los alcaldes –con sus sórdidas camisas azules-, puestos a dedo por el Movimiento, eran de “ordeno y mando”!, ¡no más mandangas, por favor!) .Y la llamada refinería “de aceite” (por supuesto que no de oliva) fue, lisa y llanamente, una salvajada caciquil contra el medio natural que terminó con la playa de Motril; ¡y punto!.Bajo el subterfugio de una mirada al pasado con “divertimento” (según se atreve a decir el autor), este artículo trata de justificar las tropelías cometidas entonces con el argumento demagógico de que ahora también hay corruptelas; pero amigo, tome nota, lo que ahora tenemos es in-com-pa-ra-ble-men-te mejor que aquéllo y hay que ser muy necio para no verlo (Nota: necio no es ningún insulto, utilizándose aquí en su acepción etimológica que proviene del latín nec sciens, es decir, el que no sabe, no conoce).
Visto lo anterior, ¡qué decir de los artículos “deportivos” paridos por el mismo autor!.Concretamente, el titulado “Como dijimos anteayer” (publicado el 18/08/2011 en Motril@Digital) me parece una sucesión de insultos contra Tomás Roncero, Karanka y la plantilla al completo del Real Madrid. Mire: como creo que usted es una persona educada y no un energúmeno vociferante, respeto (como no podía ser de otra manera) cuanto usted pueda opinar acerca de los lances del juego y de todo lo demás, por muy “hincha” que usted pueda ser del Barcelona o de quien más le pluga; respeto, incluso, que en el colmo de su concepción sectaria, tanto de la política como del deporte, opine que en el Madrid no hay clase, ni chispa, ni inteligencia (aunque yo también, entonces, esté en mi derecho a opinar que eso no lo piensa ni el más necio de los “culés”).
Pero lo que no debe decir usted de Roncero en un medio de difusión (otra cosa es que sea muy libre de pensarlo) es que “nos tiene acostumbrados a teclear decenas de memeces y sandeces por espacio y artículo”; ni que el Sr. Karanka también dice “sandeces”; ni que los jugadores del Madrid “son prepotentes, soberbios y maleducados”. Y como usted no es un estúpido“hooligan” prepotente, soberbio o maleducado (of course), ni, por supuesto, es un memo vocacional, hágame el favor de no ser contradictorio consigo mismo, porque quien verdaderamente llama a la violencia con su “inteligente” y fino artículo (en el que no se dicen memeces ni sandeces, por supuesto) es usted.
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