DÍA 14. CON VIRGILIO EN EL SOFÁ: "LA MUNDIAL" por Miguel Ávila Cabezas
Es algunos abrir la boca y no sólo sube el pan sino también el chopped con aceitunas y hasta la prima de riesgo, si me apuras. ¿Te has enterado de la última, Virgilio? (…) Sí, la del ministro Wert, el que, dadas las onerosas circunstancias actuales, ostenta no la cartera sino el monedero de Educación. Sucedió en el último Pleno del Congreso de los Despistados y hace de ello, ahora, un rato, un minuto, un siglo. Y, claro, se lió la mundial. Desde su escaño, sin cortarse un pelo de los que aún le quedan presidiendo su cráneo previlegiado y con el gesto explícito de quien se apresta a disparar contra su oponente dialéctico una andanada de fonemas, como mínimo, labiodentales, nuestro José Ignacio dejó caer aquello de que el Gobierno ¡de Es-pa-ña! tiene un marcado interés en “españolizar a los alumnos catalanes”. Y quedose tan pancho.
¡Qué bien se expresan nuestros políticos, sobre todo cuando se trata de soltar memeces! (Por la boca moría el salmón que los buzos le ponían a Franco en su caña de pescar). ¡Y con cuanta clarividencia y sentido de la oportunidad y afán historicista lo hacen! “Españolizar a los alumnos catalanes”. ¿Sabes tú, gato mío, qué significa eso de “españolizar”? Por lo que a mí respecta no tengo ni andaluza idea. ¿No te suena más bien a evangelizar, esto es, a convertir a la Gran Religión de la Unidad a los zurriburris nativos de su bandera a rayas, el seny (o la mala rauxa) y el territorio común? Tal vez lo que quiso decir es que en la nueva (por enésima) Ley de Educación (una tal LOMCE) se contempla la im-ple-men-ta-ción de unas Misiones Pedagógicas que recorran la Hispania Citerior, de col.legi en col.legi y de institut en institut, para adoctrinar a sus impíos galopines sobre la importancia de saberse, y sentirse, español, una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo. España como marca registrada con una presencia en el mercado de más de quinientos años. Casi ná.
¿Te imaginas, gato apátrida, al grupo de enviados espaciales, con sus monos azules, cantándoles las excelencias de… de… de…, no sé, del arte de Cúchares, del rosario en familia, de la castidad antes, durante y después del matrimonio (hay que aligerar la nave), de la tortilla nuestra, de la ensalada imperial (la rusa, no), de las alegres sevillanas, del toma arsa y olé, del Rocío y su Blanca Paloma, por supuesto; ítem, de la Pilarica, del Camino de Santiago y cierra España, de la Roja (con perdón), de los callos a la madrileña (y no de la butifarra que produce gases innobles), del huevo de Colón, de El Dioni y los dos suyos, de Mario Conde, que escondió lo suyo, de Julián Muñoz, de un tal Camps, de apellido extenso, de la Pantoja, la Faraona, el Príncipe Gitano (ese sí que sabía pronunciar la lengua de la pérfida Albión al más puro estilo de Oxford; ¿has escuchado alguna vez, Virgilio, su versión de “In the ghetto”?: ¡portentosa!), de Julián Muñoz versus la Pantoja, de Almodóvar, bien sûr, de los dos Roca (el blanco y el negro, que aquí no hay racismo), de Manolo el del Bombo, de Cine de Barrio, de Millán Astray, de… de… de Pemán (y no el gris de Plá), de… de… la cabra de la Legión que allende los mares amamantó al Gran Vigía junto al monte Gurugú?
Y por supuesto de nuestros innúmeros héroes, de Indíbil y Mandonio, de Marisol, Joselito, Pablito Calvo y Rocío Dúrcal, de Guzmán el Bueno, el Cid Campeador y Sofía Loren (no, esta no entra), de los Reyes Católicos, de Andrés Diego Torrejón García, alcalde de Móstoles, de… de… de… de la División Azul, por qué no.
Esta sí que sería la más pura formación de un espíritu nacional y no tanto taca-taca independentista. (¿Quiso acaso decir eso el señor menistro?).
En fin, Virgilio. Son tantas las preguntas que nunca obtendrán respuesta… Y tú ahí echado en el sofá, indiferente a todo y sin decir esta boca es mía.
(…)
¿Cómo?
(…)
Hombre, digo gato, ni tanto ni tampoco. No sé qué tiene que ver en este zafarrancho de combate el Barça como impulsor de unánimes voluntades secesionistas.
(…)
Tú mismo.
Españolear, españolear / es lo que hacen los turistas / cuando vienen por acá. Españolear, españolear. / Ellos saben que lo nuestro / les da la felicidad. (Luis de Lucena)
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