Cuento de "Momo y la crisis underground" por Juan Mateo López
Ratón.- ¡MOMOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Momo.-Anda dale más decibelios al sonido que no se te oye en el Himalaya.
En un tono de voz casi imperceptible el ratón más rácano y desconfiado de los bajos fondos de la cloaca del pecado, lugar donde se congregaban para exhibir sus colitas las ratonas perfumadas, le respondió
R.- momo…
M.- Ya veo que no tienes término medio o maltratas el medio ambiente con tus ondas asesinas o me susurras como lo hacía “el Reford” de los cataplines con los caballos.
R.- ¿Y quién es ese?
M.- Se me olvidó por una fracción de segundo que tu melón con orejas tiene una documentación que roza la sabiduría minimalista.
R.- Chata barata me vas a obligar a vengarme de ti cuando escriba mis memorias por seguiriyas, prologadas por el desratizador de chinchillas de altos vuelos.
M.- Breve y al grano. Te galardono con 30 segundos de audiencia para que me maltrates con tu erudita oratoria digna de enmarcarla en los vertederos cuatro estrellas de los fondos pestilentes del barrio londinense de Tottenham.
R.- Así es. Tu abuelo, vecino del mío y conocido por el respetado nombre del “Chapuza” se dedicaba a dar clase de cómo hacer un experto en amante de lo ajeno antes de que los desratizadores te metieran en la ratonera como master del curso.
M.-Fíjate que control de mente y de espíritu. Tus expresiones cuanto más delicadas son más me acarician mi lomo aterciopelado. Sigue, sigue y dame gusto…
R.- Me han dicho que la crisis underground no se va a despegar de nuestras bocas dado que se ha convertido en furibunda forofa de nuestras esbeltas y cadavéricas figuras.
M.- No temas querido amigo de otro, seremos emprendedores y pondremos en marcha un negocio donde yo sea el jefe y tu el esclavo.
R.- Eso es, tú mandas y yo mientras como.
M.-…y como todo trabajo merece un descanso, descansemos como anticipo de nuestro futuro empresarial en busca de un bocado que demande una paternidad glotona.
R.- Al final no tengo más remedio que darte la razón en tus milagrosos momentos de lucidez. Vayamos a su búsqueda y adopción intestinal.
M y R.- Yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
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